Desde sus inicios, el hombre ha intentado encontrar la mejor manera de hacerse entender y expresar sus sentimientos; la búsqueda no ha sido fácil, le tomó muchos años encontrar una manera gráfica de comunicarse.
La comunicación y su proceso de escritura, tiene una gran importancia en la vida actual, se encuentra presente en cada momento de nuestras vidas, hacia donde giremos encontraremos mensajes escritos; en la televisión, en el diario, en las señales de tránsito, en los libros, etc. No sólo se tratan de palabras, sino también de gráficos llenos de color y significado. Para que los mensajes escritos sean eficientes es necesario seguir una serie de reglas ortográficas, gramaticales y estructuras que son la base del sistema lingüístico.
Para entender su importancia debemos conocer el origen del sistema de escritura que empleamos en el presente, descubrir cómo surgen estos signos que llamamos letras y su empleo en sílabas que se traducen en sonidos.
En la era primitiva, a partir del paleolítico, el homo sapiens plasmaba sobre las paredes de las cavernas lo que veía en su entorno natural como parte de un rito mágico con el fin de influir en los fenómenos naturales. Es la primera forma de expresión gráfica del hombre en la cual se puede apreciar la importancia que tenía la fertilidad en la vida primitiva, pues mayormente trazaban figuras de animales preñados o imágenes anatómicamente humanas, la antigua técnica rupestre, utilizaba pigmentos extraídos de la tierra, de diferentes minerales triturados, y el carbón, mezclados en una concha marina con grasa animal, clara de huevo, resina o sangre; se aplicaban con pinceles hechos de ramitas o una sola rama.
La comunicación escrita aporta muchos beneficios a nuestra vida cotidiana, su presencia constante la ha convertido en un factor tan común que ni nos damos cuenta de ella. Facilita la existencia humana, educa, informa, comunica de manera directa, traduce otros idiomas y muchas otras funciones. Los que estudian comunicación relacionarán esto con la función que los medios masivos deben cumplir; de eso se trata precisamente. La escritura es una técnica que sólo algunos saben dominarla a la perfección, se trata de una profesión muy valorada en la sociedad, además muy útil y necesaria.
Los mensajes gráficos, ya sean por medio de ideogramas, o a través de signos codificados o palabras, siempre han influido de manera asombrosa en las personas. Los caracteres conformados en un conjunto dan significado a ideas, pensamientos, tradiciones y eventos, marcando su trascendencia.
Los medios escritos han revolucionado, ya no sólo importa el significado de los gráficos, si no que tienen que detallar el color, el tamaño, el tipo, el fondo, la alineación de las letras con otras, etc., con el fin de aumentar la eficacia del mensaje emitido.
La palabra es capaz de cambiar al mundo, por el efecto masivo que ocasiona, lo que conocemos, muchas veces lo conocemos por ella, aquel que sabe utilizar la palabra, puede ser quien sea cuando sea, vivir en el mundo real o en uno de fantasía, ser un poeta o un periodista es un don o un privilegio.
Para concluir se puede decir que en la actualidad, la comunicación visual se ha convertido en un objeto de estudio debido a que han descubierto la magnificencia y el poder de la escritura como forma de expresión visual para darle lugar y forma a la escritura y así poderla comunicar a las demás personas.
El texto es "cualquier comunicación que se haya realizado en un determinado sistema de signos".
EL TEXTO
DEFINICION: El texto es una unidad lingüística formada por un conjunto de anunciados que tienen una intención comunicativa y que están internamente estructurados. En otras palabras un texto es un entramado de signos con una intención comunicativa que adquiere sentido en un determinado contexto.
Un texto está formado por párrafos y los párrafos están formados por oraciones. Para que un conjunto de anunciados puedan ser considerados como un texto es necesario una serie de relaciones semánticas y gramaticales entre sus elementos de manera que el destinario pueda interpretarlo como una unidad.
El texto es el resultado por un acto de comunicación cuya intención y carácter dependen de la intención del hablante, la intención puede ser:
· Comunicativa: voluntad de transmitir una información.
· Elocutiva: deseo de lograr un determinado efecto.
El proceso de la comunicación lingüística
El lenguaje es parte de la cultura de una comunidad (como las costumbres, la religión, la vestimenta); un bien cultural que cumple múltiples funciones en el desarrollo de la humanidad. El lenguaje le permite al hombre comunicarse con sus semejantes, expresar sus sentimientos, reflexionar acerca del mundo que lo rodea, comprender la realidad, perpetuarse a través del tiempo mediante los relatos orales, las creaciones literarias, las narraciones de cronistas e historiadores.
Ser instrumento para la comunicación humana es, entonces, una de las tantas funciones que cumple el lenguaje.
Pero aunque esta posibilidad de comunicación parezca "natural", es decir, espontánea, no aprendida, no es realmente así. Desde niños utilizamos el lenguaje sin detenernos en él, sin pensar en las palabras que empleamos, pero a medida que pasa el tiempo y nos convertimos en adultos la vida de relación nos coloca en situaciones de comunicación nuevas y más complejas: debemos tratar con personas que no conocemos, solicitar trabajo, asistir a las reuniones escolares de nuestros hijos, realizar trámites en instituciones comerciales o bancarias o, como le está sucediendo a usted en este momento, emprender el estudio de distintas áreas (como física, matemática, historia), realizar actividades escritas y orales, dialogar con su docente tutor acerca de las experiencias de su aprendizaje.
Por todo esto, consideramos que es el momento de detenerse en el lenguaje y revisar el modo en que se utiliza en la comunicación.
Para ello se deben tener en cuenta algunas cuestiones básicas por las que comenzaremos a estudiar.
Los factores de la comunicación
En todo acto de comunicación lingüística intervienen una serie de factores que debemos considerar para que ese acto de comunicación sea eficaz. Observe el siguiente ejemplo:
Estas palabras constituyen un acto de comunicación lingüística: alguien emplea el lenguaje a fin de transmitir a otro una cierta idea o concepto. Quien emplea el lenguaje es el emisor (que también puede recibir otras denominaciones como usted verá más adelante); el que recibe el mensaje, es decir, a quien va dirigido es el receptor o destinatario. En este caso, aunque no esté nombrado, podemos inferir que el emisor es la maestra o el profesor (por el modo de expresarse, por lo que dice y por la mención directa del destinatario "chicos") que se dirige a sus alumnos para darles indicaciones acerca de su conducta en clase.
Chicos, si esto sigue así tendré que hablar con la directora. Mientras les explico en clase, no deben hablar entre ustedes ni molestarse.
Por todo esto, consideramos que es el momento de detenerse en el lenguaje y revisar el modo en que se utiliza en la comunicación.
Para ello se deben tener en cuenta algunas cuestiones básicas por las que comenzaremos a estudiar.
Los factores de la comunicación
En todo acto de comunicación lingüística intervienen una serie de factores que debemos considerar para que ese acto de comunicación sea eficaz. Observe el siguiente ejemplo:
Estas palabras constituyen un acto de comunicación lingüística: alguien emplea el lenguaje a fin de transmitir a otro una cierta idea o concepto. Quien emplea el lenguaje es el emisor (que también puede recibir otras denominaciones como usted verá más adelante); el que recibe el mensaje, es decir, a quien va dirigido es el receptor o destinatario. En este caso, aunque no esté nombrado, podemos inferir que el emisor es la maestra o el profesor (por el modo de expresarse, por lo que dice y por la mención directa del destinatario "chicos") que se dirige a sus alumnos para darles indicaciones acerca de su conducta en clase.
Chicos, si esto sigue así tendré que hablar con la directora. Mientras les explico en clase, no deben hablar entre ustedes ni molestarse.
Hay mensajes en los que se nombra explícitamente a los participantes del acto comunicativo y otros en que no se nombran pero pueden inferirse (como el emisor del ejemplo anterior) por la forma del mensaje, las palabras empleadas, el tema tratado.
El emisor tiene en cuenta a quién va dirigido su mensaje para adecuarlo a él pues no es lo mismo hablar con un amigo que hacerlo con una autoridad, dirigirse a alguien que conoce del tema o a alguien que lo desconoce; a la vez, el destinatario posee ciertas expectativas acerca de los que puede decirle el emisor del mensaje, espera de ese emisor cierta forma de expresarse, de dirigirse a él.
Es necesario, entonces, que el lenguaje empleado se adecue a esa relación entre el emisor y el destinatario del mensaje para que la comunicación sea efectiva.
No sólo el emisor y el receptor forman parte de la comunicación, también será necesario elegir el código o sistema de signos que va a emplearse.
Las señales de tránsito, el sistema Morse, las señales marinas constituyen códigos, es decir, sistemas de signos que se utilizan para la comunicación. Los mensajes que hemos reproducido en esta unidad utilizan el lenguaje articulado o hablado que es el código más rico y adecuado para la comunicación humana.
El código empleado debe ser compartido por emisor y receptor, es decir, ambos deben hablar "el mismo idioma", conocer sus estructuras, sus reglas, las normas que rigen el armado de las frases, el repertorio de posibilidades de que dispone para combinar sus elementos.
Ud. ha realizado la búsqueda en el material impreso que compone el módulo, es decir, hemos logrado comunicarle ideas, conceptos, nociones a través de un recurso material que son las palabras impresas en el papel. Esta comprobación nos permite avanzar en el estudio de la comunicación pues nos encontramos con otro de los factores que intervienen en la comunicación: el canal, es decir, el medio físico que permite la transmisión del mensaje.
Cuando empleamos como código el lenguaje podemos utilizar un canal oral o un canal escrito. Es importante tener en cuenta ese aspecto porque el código oral y el código escrito son diferentes. Por ejemplo, un mensaje como éste "Alcánzame esos libros, los que están allá arriba" sólo podría ser posible en una situación de oralidad en que ambos interlocutores están presentes.
No es lo mismo hablar que escribir y nadie habla como escribe ni escribe como habla.
El emisor tiene en cuenta a quién va dirigido su mensaje para adecuarlo a él pues no es lo mismo hablar con un amigo que hacerlo con una autoridad, dirigirse a alguien que conoce del tema o a alguien que lo desconoce; a la vez, el destinatario posee ciertas expectativas acerca de los que puede decirle el emisor del mensaje, espera de ese emisor cierta forma de expresarse, de dirigirse a él.
Es necesario, entonces, que el lenguaje empleado se adecue a esa relación entre el emisor y el destinatario del mensaje para que la comunicación sea efectiva.
No sólo el emisor y el receptor forman parte de la comunicación, también será necesario elegir el código o sistema de signos que va a emplearse.
Las señales de tránsito, el sistema Morse, las señales marinas constituyen códigos, es decir, sistemas de signos que se utilizan para la comunicación. Los mensajes que hemos reproducido en esta unidad utilizan el lenguaje articulado o hablado que es el código más rico y adecuado para la comunicación humana.
El código empleado debe ser compartido por emisor y receptor, es decir, ambos deben hablar "el mismo idioma", conocer sus estructuras, sus reglas, las normas que rigen el armado de las frases, el repertorio de posibilidades de que dispone para combinar sus elementos.
Ud. ha realizado la búsqueda en el material impreso que compone el módulo, es decir, hemos logrado comunicarle ideas, conceptos, nociones a través de un recurso material que son las palabras impresas en el papel. Esta comprobación nos permite avanzar en el estudio de la comunicación pues nos encontramos con otro de los factores que intervienen en la comunicación: el canal, es decir, el medio físico que permite la transmisión del mensaje.
Cuando empleamos como código el lenguaje podemos utilizar un canal oral o un canal escrito. Es importante tener en cuenta ese aspecto porque el código oral y el código escrito son diferentes. Por ejemplo, un mensaje como éste "Alcánzame esos libros, los que están allá arriba" sólo podría ser posible en una situación de oralidad en que ambos interlocutores están presentes.
No es lo mismo hablar que escribir y nadie habla como escribe ni escribe como habla.
La comunicación oral nos ofrece recursos que desaparecen en la escritura: el tono de voz, los ademanes y gestos, la referencia a lo que nos rodea (cuando la comunicación es presencial), las reacciones del interlocutor quien a través de gestos o palabras nos indica si nos ha comprendido o si está de acuerdo o no con lo que decimos. Por eso, cuando hablamos, es frecuente que no completemos las frases o que las interrumpamos en la mitad pues contamos con las señales de nuestro interlocutor para saber que ya nos ha entendido y no es necesario seguir hablando o porque él nos interrumpe con sus reflexiones. También cuando hablamos solemos rectificarnos, corregirnos en la mitad porque nos equivocamos o dudamos ya que no nos hemos detenido a armar la frase sino que nuestras palabras van surgiendo espontáneamente, siguiendo el hilo de nuestro pensamiento.
En la escritura, en cambio, generalmente no contamos con esos recursos, es decir, con la presencia del otro que nos orienta acerca de lo que estamos escribiendo, de modo que nuestro lenguaje debe ser más explícito a fin de evitar los malos entendidos producto de una información incompleta o ambigua. Por eso, cuando escribimos nos preocupamos por el armado de las frases o por elegir las palabras o el orden que le vamos a dar a los conceptos, actividades que podemos hacer pues tenemos más tiempo para pensar.
Así tenemos dos variantes extremas determinadas por el canal: la comunicación oral en que el emisor y el receptor están cara a cara, como por ejemplo en una conversación de dos amigos en la mesa de un café, y la comunicación escrita en que el emisor y el receptor están lejos en el espacio y en el tiempo, es decir no están en el mismo lugar y el mensaje no llega inmediatamente, como cuando leemos el diario o recibimos una carta por correo.
Pero entre estos dos extremos existen múltiples variantes. Así, hay situaciones orales en que el emisor y el receptor están distantes como cuando hablamos por teléfono o situaciones escritas en que el mensaje llega inmediatamente al receptor como cuando utilizamos el "mail" (el correo electrónico), enviamos mensajes de texto a través del teléfono celular o "chateamos". Estas nuevas tecnologías de la comunicación han modificado los límites entre el lenguaje escrito y el lenguaje oral, estableciendo relaciones nuevas entre ellos que cuestionan la afirmación que usted ha leído más arriba: "nadie escribe como habla ni habla como escribe".
En esta época hay ocasiones en que escribimos como hablamos (por ejemplo en el chat) o hablamos como si escribiéramos (como por ejemplo cuando grabamos el mensaje en nuestro contestador telefónico).
Nuestros mensajes pueden, entonces, tener los rasgos propios de la oralidad pero utilizar un canal o "soporte" escrito y, a la inversa, ser orales pero tener la forma de un texto escrito. De modo que se nos pueden presentar las siguientes variantes:
· Lenguaje oral y canal oral (diálogo cara a cara, conversación telefónica).
· Lenguaje escrito y canal escrito (tratado científico, carta comercial, nota de opinión).
· Lenguaje oral y canal escrito (mensaje de texto en el celular, correo electrónico, chat, recordatorio en la puerta de la heladera).
· Lenguaje escrito y canal oral: conferencia, noticiero radial o televisivo.
En el acto de comunicación lingüística no sólo se trata de que el mensaje resulte adecuado a las identidades del emisor y del receptor, al código elegido y al canal empleado sino que además se trata de transmitir un contenido, ideas, conceptos, para ello es necesario seleccionar del repertorio de la lengua las palabras más adecuadas para decir lo que se quiere decir. Cuando producimos un mensaje es esencial entonces asegurarnos que nuestro interlocutor pueda determinar con precisión a qué nos referimos; reconocer de qué hablamos, de qué trata nuestro texto, es decir, el referente del mensaje a fin de que la comunicación sea efectiva.
Como vimos, todo acto de comunicación por el lenguaje adquiere características particulares que dependen de múltiples factores: del emisor y del destinatario, del tema o referente que se trate, del canal o medio empleado, del código elegido.
Esto es así porque la comunicación no se produce en el vacío sino que es un acto "situado", es decir, se da en determinadas circunstancias, en cierto contexto, en una particular situación comunicativa.
Diariamente participamos en actividades que involucran el uso del lenguaje (como una visita al médico o una cena familiar) o que son ellas mismas un acto lingüístico (leer el diario, responder un cuestionario). Cada una de esas situaciones se caracteriza porque los participantes involucrados desempeñan ciertos roles propios de las circunstancias (vendedor y cliente, alumnos y profesor, padres e hijos; periodista y lector), se requiere el empleo de cierto canal (oral o escrito), se tratan ciertos temas o asuntos (laborales, escolares, familiares) y se desarrolla en determinado ámbito (la calle, la escuela, la oficina).
Los miembros de una comunidad lingüística tienen conocimientos acerca de estas cuestiones y por lo general saben emplear el lenguaje en cada circunstancia porque han incorporado ciertos marcos de referencia, ciertas competencias lingüísticas que les permiten emplear el lenguaje con soltura en la mayoría de las situaciones.
Así el usuario del lenguaje sabe que un mensaje del tipo "Tengo el agrado de dirigirme a Ud." será propio de una carta formal e inapropiado para una charla entre amigos o una carta familiar; que una emisión como "¿Me pasás la sal?" podrá producirse en una comida familiar o entre amigos y no en el consultorio médico.
Si bien por lo general todos sabemos que en cada situación comunicativa se producirán determinados mensajes y no otros, es importante reflexionar acerca de esto para ampliar nuestros saberes en ese ámbito a fin de que frente a nuevas circunstancias podamos desempeñarnos con éxito.
En estos momentos, usted está incorporando nuevos conocimientos provenientes de distintas ciencias que amplían su comprensión del mundo, sus marcos de referencia y le permiten participar en situaciones de comunicación también nuevas (leer textos científicos, interpretar las consignas de las actividades, dialogar con su tutor, revisar sus propias respuestas).
Según la relación entre los hablantes
La relación entre los interlocutores puede ser muy diversa. En un extremo están las relaciones permanentes caracterizadas por la confianza y la cercanía afectiva (como la que hay entre esposos o padres e hijos); en el otro, las relaciones ocasionales con personas a los que no nos une ningún lazo (como la que tenemos con una persona a la que vemos por primera y única vez, por ejemplo, el empleado de un comercio o el pasajero que comparte nuestra espera en la cola del colectivo); pasando por posibilidades intermedias como las relaciones semipermanentes que generan cierta confianza (como la relación entre compañeros de trabajo o entre profesor y alumno) o las relaciones habituales pero breves (como entre el pasajero y el conductor del colectivo o entre el cliente y el kiosquero).
Las diferencias en la relación determinan que empleemos distinto lenguaje para adecuarlo al grado de confianza o a la distancia que guardamos con nuestro interlocutor y al rol que desempeñamos en dicha relación. La variación del lenguaje determinada por la relación entre el emisor y el receptor se denomina registro. Éste puede ser formal o informal.
El registro formal se emplea en las situaciones comunicativas en que los hablantes no se conocen (debemos escribir al gerente de una empresa para que nos solucione un problema) o cuando hay una relación de jerarquía entre ellos (cuando un empleado se dirige a su jefe).
El registro informal se usa entre pares (compañeros de estudio o de trabajo, por ejemplo) y cuando la relación de los hablantes es de confianza (como padres e hijos).
Al cambiar el canal y el registro cambia también el lenguaje.
Observamos entonces, que las variedades determinadas por el canal (oral o escrito) y por el registro (formal o informal) -que ha visto en los ítems según el canal empleado y según la relación entre los hablantes- pueden combinarse dando lugar a cuatro posibilidades:
• Textos orales informales (ejemplo: un consejo de un amigo a otro)
• Textos escritos informales (ejemplo: un recordatorio que la madre pega en la puerta de la heladera)
• Textos orales formales (un pedido de un alumno a su profesor)
• Textos escritos formales (una carta al director de una escuela)
Según la intención y el tipo de texto
En la elección del lenguaje no sólo inciden el canal empleado y la relación entre los participantes, sino también el tipo de texto porque no es lo mismo escribir un aviso clasificado que una carta, hacer una lista de materiales que escribir un poema.
Cada tipo de texto requerirá un uso especial del lenguaje.
También influye la intención del emisor, es decir, qué es lo que éste se propone, pues no se usará el mismo lenguaje para informar que para convencer; para pedir o para explicar.
Los mensajes entonces adquieren características propias de la situación, la relación entre los hablantes, el medio a través del cual se transmiten.
El lenguaje es un elemento esencial de la cultura. Una de sus funciones es servir a la comunicación de los seres humanos. Para que la comunicación sea exitosa se deben tener en cuenta los factores que intervienen en ese proceso:
En la escritura, en cambio, generalmente no contamos con esos recursos, es decir, con la presencia del otro que nos orienta acerca de lo que estamos escribiendo, de modo que nuestro lenguaje debe ser más explícito a fin de evitar los malos entendidos producto de una información incompleta o ambigua. Por eso, cuando escribimos nos preocupamos por el armado de las frases o por elegir las palabras o el orden que le vamos a dar a los conceptos, actividades que podemos hacer pues tenemos más tiempo para pensar.
Así tenemos dos variantes extremas determinadas por el canal: la comunicación oral en que el emisor y el receptor están cara a cara, como por ejemplo en una conversación de dos amigos en la mesa de un café, y la comunicación escrita en que el emisor y el receptor están lejos en el espacio y en el tiempo, es decir no están en el mismo lugar y el mensaje no llega inmediatamente, como cuando leemos el diario o recibimos una carta por correo.
Pero entre estos dos extremos existen múltiples variantes. Así, hay situaciones orales en que el emisor y el receptor están distantes como cuando hablamos por teléfono o situaciones escritas en que el mensaje llega inmediatamente al receptor como cuando utilizamos el "mail" (el correo electrónico), enviamos mensajes de texto a través del teléfono celular o "chateamos". Estas nuevas tecnologías de la comunicación han modificado los límites entre el lenguaje escrito y el lenguaje oral, estableciendo relaciones nuevas entre ellos que cuestionan la afirmación que usted ha leído más arriba: "nadie escribe como habla ni habla como escribe".
En esta época hay ocasiones en que escribimos como hablamos (por ejemplo en el chat) o hablamos como si escribiéramos (como por ejemplo cuando grabamos el mensaje en nuestro contestador telefónico).
Nuestros mensajes pueden, entonces, tener los rasgos propios de la oralidad pero utilizar un canal o "soporte" escrito y, a la inversa, ser orales pero tener la forma de un texto escrito. De modo que se nos pueden presentar las siguientes variantes:
· Lenguaje oral y canal oral (diálogo cara a cara, conversación telefónica).
· Lenguaje escrito y canal escrito (tratado científico, carta comercial, nota de opinión).
· Lenguaje oral y canal escrito (mensaje de texto en el celular, correo electrónico, chat, recordatorio en la puerta de la heladera).
· Lenguaje escrito y canal oral: conferencia, noticiero radial o televisivo.
En el acto de comunicación lingüística no sólo se trata de que el mensaje resulte adecuado a las identidades del emisor y del receptor, al código elegido y al canal empleado sino que además se trata de transmitir un contenido, ideas, conceptos, para ello es necesario seleccionar del repertorio de la lengua las palabras más adecuadas para decir lo que se quiere decir. Cuando producimos un mensaje es esencial entonces asegurarnos que nuestro interlocutor pueda determinar con precisión a qué nos referimos; reconocer de qué hablamos, de qué trata nuestro texto, es decir, el referente del mensaje a fin de que la comunicación sea efectiva.
Como vimos, todo acto de comunicación por el lenguaje adquiere características particulares que dependen de múltiples factores: del emisor y del destinatario, del tema o referente que se trate, del canal o medio empleado, del código elegido.
Esto es así porque la comunicación no se produce en el vacío sino que es un acto "situado", es decir, se da en determinadas circunstancias, en cierto contexto, en una particular situación comunicativa.
Diariamente participamos en actividades que involucran el uso del lenguaje (como una visita al médico o una cena familiar) o que son ellas mismas un acto lingüístico (leer el diario, responder un cuestionario). Cada una de esas situaciones se caracteriza porque los participantes involucrados desempeñan ciertos roles propios de las circunstancias (vendedor y cliente, alumnos y profesor, padres e hijos; periodista y lector), se requiere el empleo de cierto canal (oral o escrito), se tratan ciertos temas o asuntos (laborales, escolares, familiares) y se desarrolla en determinado ámbito (la calle, la escuela, la oficina).
Los miembros de una comunidad lingüística tienen conocimientos acerca de estas cuestiones y por lo general saben emplear el lenguaje en cada circunstancia porque han incorporado ciertos marcos de referencia, ciertas competencias lingüísticas que les permiten emplear el lenguaje con soltura en la mayoría de las situaciones.
Así el usuario del lenguaje sabe que un mensaje del tipo "Tengo el agrado de dirigirme a Ud." será propio de una carta formal e inapropiado para una charla entre amigos o una carta familiar; que una emisión como "¿Me pasás la sal?" podrá producirse en una comida familiar o entre amigos y no en el consultorio médico.
Si bien por lo general todos sabemos que en cada situación comunicativa se producirán determinados mensajes y no otros, es importante reflexionar acerca de esto para ampliar nuestros saberes en ese ámbito a fin de que frente a nuevas circunstancias podamos desempeñarnos con éxito.
En estos momentos, usted está incorporando nuevos conocimientos provenientes de distintas ciencias que amplían su comprensión del mundo, sus marcos de referencia y le permiten participar en situaciones de comunicación también nuevas (leer textos científicos, interpretar las consignas de las actividades, dialogar con su tutor, revisar sus propias respuestas).
Según la relación entre los hablantes
La relación entre los interlocutores puede ser muy diversa. En un extremo están las relaciones permanentes caracterizadas por la confianza y la cercanía afectiva (como la que hay entre esposos o padres e hijos); en el otro, las relaciones ocasionales con personas a los que no nos une ningún lazo (como la que tenemos con una persona a la que vemos por primera y única vez, por ejemplo, el empleado de un comercio o el pasajero que comparte nuestra espera en la cola del colectivo); pasando por posibilidades intermedias como las relaciones semipermanentes que generan cierta confianza (como la relación entre compañeros de trabajo o entre profesor y alumno) o las relaciones habituales pero breves (como entre el pasajero y el conductor del colectivo o entre el cliente y el kiosquero).
Las diferencias en la relación determinan que empleemos distinto lenguaje para adecuarlo al grado de confianza o a la distancia que guardamos con nuestro interlocutor y al rol que desempeñamos en dicha relación. La variación del lenguaje determinada por la relación entre el emisor y el receptor se denomina registro. Éste puede ser formal o informal.
El registro formal se emplea en las situaciones comunicativas en que los hablantes no se conocen (debemos escribir al gerente de una empresa para que nos solucione un problema) o cuando hay una relación de jerarquía entre ellos (cuando un empleado se dirige a su jefe).
El registro informal se usa entre pares (compañeros de estudio o de trabajo, por ejemplo) y cuando la relación de los hablantes es de confianza (como padres e hijos).
Al cambiar el canal y el registro cambia también el lenguaje.
Observamos entonces, que las variedades determinadas por el canal (oral o escrito) y por el registro (formal o informal) -que ha visto en los ítems según el canal empleado y según la relación entre los hablantes- pueden combinarse dando lugar a cuatro posibilidades:
• Textos orales informales (ejemplo: un consejo de un amigo a otro)
• Textos escritos informales (ejemplo: un recordatorio que la madre pega en la puerta de la heladera)
• Textos orales formales (un pedido de un alumno a su profesor)
• Textos escritos formales (una carta al director de una escuela)
Según la intención y el tipo de texto
En la elección del lenguaje no sólo inciden el canal empleado y la relación entre los participantes, sino también el tipo de texto porque no es lo mismo escribir un aviso clasificado que una carta, hacer una lista de materiales que escribir un poema.
Cada tipo de texto requerirá un uso especial del lenguaje.
También influye la intención del emisor, es decir, qué es lo que éste se propone, pues no se usará el mismo lenguaje para informar que para convencer; para pedir o para explicar.
Los mensajes entonces adquieren características propias de la situación, la relación entre los hablantes, el medio a través del cual se transmiten.
El lenguaje es un elemento esencial de la cultura. Una de sus funciones es servir a la comunicación de los seres humanos. Para que la comunicación sea exitosa se deben tener en cuenta los factores que intervienen en ese proceso:
• El emisor, es decir, el que produce el mensaje, la persona que habla o escribe.
• El receptor, es decir, el destinatario, aquél a quien va dirigido el mensaje.
• El canal, esto es, el medio a través del cual se difunde el mensaje, que puede ser oral o escrito.
• El referente, que es el contenido, es decir, las ideas o los conceptos que transmite el mensaje.
• El mensaje mismo, lo que decimos o escribimos; el texto con todas sus palabras o imágenes.
• El código que empleamos, es decir, el idioma con todas sus variedades (puede ser un dialecto o un lenguaje específico propio de una ciencia).
• La situación comunicativa, es decir, las circunstancias en que empleamos el lenguaje.
• El receptor, es decir, el destinatario, aquél a quien va dirigido el mensaje.
• El canal, esto es, el medio a través del cual se difunde el mensaje, que puede ser oral o escrito.
• El referente, que es el contenido, es decir, las ideas o los conceptos que transmite el mensaje.
• El mensaje mismo, lo que decimos o escribimos; el texto con todas sus palabras o imágenes.
• El código que empleamos, es decir, el idioma con todas sus variedades (puede ser un dialecto o un lenguaje específico propio de una ciencia).
• La situación comunicativa, es decir, las circunstancias en que empleamos el lenguaje.
Estos factores van a determinar la elección de una variedad del lenguaje y un registro (formal o informal) que estará en concordancia con los participantes del acto de comunicación y la relación entre ellos, la intención o propósito comunicativo, el tipo de texto y el canal empleado.
CONCEPTOS DE COMUNICACIÓN
La comunicación indica la acción mediante la cual lo que era propio y exclusivo de uno viene a ser participado por otros (comunidad).
CONCEPTOS DE COMUNICACIÓN
La comunicación indica la acción mediante la cual lo que era propio y exclusivo de uno viene a ser participado por otros (comunidad).
“Comunicar” es algo más que informar, es INFORMAR Y SIGNIFICAR. Es hacer, compartir ideas y sentimientos a un receptor que no es pasivo ni indiferente. Es un elemento constitutivo e inescindible de lo social y cultural,
En el proceso de comunicación tiene que haber un mínimo de interacción ya que si no hay alguien que la escuche o la perciba NO HAY COMUNICACIÓN, por lo tano podemos decir que la comunicación es social.
Comprende 2 principios metodológicos:
1) No hay sociedad sin comunicación.
2) La sociedad es una macroestructura, un macrosistema comunicacional, compuesto por diversos subsistemas que convergen en un sistema global (medios, educación, gobierno, etc.)
En el proceso de comunicación tiene que haber un mínimo de interacción ya que si no hay alguien que la escuche o la perciba NO HAY COMUNICACIÓN, por lo tano podemos decir que la comunicación es social.
Comprende 2 principios metodológicos:
1) No hay sociedad sin comunicación.
2) La sociedad es una macroestructura, un macrosistema comunicacional, compuesto por diversos subsistemas que convergen en un sistema global (medios, educación, gobierno, etc.)