Blog de la materia "Psicología de la comunicación" de 5to año del Colegio Nuestra Sra. de la Misericordia - CABA - Argentina
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martes, 12 de septiembre de 2017
Conflicto intrapsíquico o intrapersonal: Yo - Ello - Superyo
Para Freud, la personalidad humana surge a partir de un conflicto entre los impulsos biológicos agresivos y que tienden al placer y los límites sociales que la persona ha internalizado. El pensaba que el resultado de los esfuerzos por resolver este conflicto básico daban como resultado la personalidad.
Freud tenía la teoría de que el conflicto se centraba en 3 sistemas que interactúan entre sí: ello, yo y superyó. Dichos conceptos psicológicos abstractos le ayudaban a comprender la dinámica de la mente.
El definió al Ello como una reserva de energía psíquica inconsciente que lucha todo el tiempo para satisfacer impulsos básicos de agresividad, supervivencia y reproducción. Es decir que el Ello opera según el principio del placer: si no se ve restringido por la realidad, busca gratificación inmediata. Por ejemplo, un bebé recién nacido (gobernado por el ello) que llora para que se satisfagan sus necesidades rápidamente sin importarle lo que pasa en el ambiente.
Cuando el Yo se va desarrollando, el pequeño niño aprende a enfrentarse con el mundo real. El Yo se maneja sobre el principio de realidad: busca la satisfacción del Ello pero de un modo más realista, lo que le dará placer a más largo plazo y le evitara el dolor y la destrucción. El Yo contiene pensamientos, recuerdos y juicios parcialmente conscientes..
En su teoría, Freud postuló que alrededor de los 4 o 5 años, el Yo reconoce las demandas del Superyó que está empezando a formarse y que le hace considerar lo real pero también lo ideal (es decir, cómo debe ser nuestra conducta). Esta instancia de la personalidad busca la perfección, produciendo sentimientos de orgullo (positivos) o de culpa (negativos).
Si las demandas del Superyó se oponen a las del Ello, es el Yo el encargado de lidiar entre ambos.
Fuente: Myers, D. (2006), Psicología 7ma edición. Editorial Médica Panamericana:Madrid.
martes, 5 de septiembre de 2017
Levi Strauss - Las estructuras elementales de parentesco (1949)
“Estructuras elementales del parentesco”; Levi Strauss.
(resumen)
¿Dónde termina la naturaleza? y ¿dónde empieza la cultura? En todas partes donde se presente la regla sabemos con certeza que estamos en el estadio de la cultura. Lo constante en todos los hombres escapa necesariamente al dominio de las costumbres, de las técnicas y de las instituciones por las que sus grupos se distinguen y oponen. Todo lo universal en el hombre corresponde al orden del a naturaleza y se caracteriza por la espontaneidad, mientras que todo lo que está sujeto a una norma pertenece a la cultura y presenta los atributos de lo relativo y de lo particular.
La prohibición del incesto presenta los dos caracteres en los que reconocimos los atributos contradictorios de dos órdenes excluyentes: constituye una regla, pero la única regla social que posee, a la vez, un carácter de universalidad.
La regla del incesto al mismo tiempo que social es presocial en dos sentidos: por su universalidad y por tipo de reglas que impone. Expresa el grado máximo de naturaleza del hombre y atestigua la supervivencia de los instintos.
Tres tipos de Explicaciones de la prohibición del incesto:
I. Doble carácter de la prohibición: Para Morgan el origen del incesto es natural y social al mismo tiempo, pero en el sentido de ser el resultado de una reflexión social sobre un fenómeno natural. Sería una medida de proteger a la especie de los resultados nefastos de los matrimonios consanguíneos.
Para Westermarck y Haveloock Ellis su explicación tiende a eliminar uno de los términos de la antinomia entre los caracteres, natural y social, de la institución. La prohibición del incesto no es más que la proyección o el reflejo, sobre el plano social, de sentimientos o tendencias para cuya explicaciones solo es necesario considerar la naturaleza del hombre, (horror al incesto) La repugnancia frente al incesto se explica por la influencia negativa de las costumbres cotidianas sobre la excitabilidad erótica.
En este grupo (Durkheim, Mc lennan, Spencer) se ve en prohibición del incesto una regla de origen puramente social cuya expresión en términos biológicos es un rasgo accidental y secundario.
En conclusión, la prohibición del incesto no tiene origen puramente cultural, ni puramente natural, y tampoco es un compuesto de elementos tomados en parte de la naturaleza y en parte de la cultura. Constituye el movimiento fundamental gracias al cual, por el cual, pero sobre todo en el cual, se cumple el pasaje de la naturaleza a la cultura. Contiene la universalidad de la naturaleza y la regla de la cultura. Muestra la relación entre lo social y lo natural del hombre y no corresponde ni a una cosa ni a la otra sino que constituye un vínculo entre ambas.
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