lunes, 16 de noviembre de 2015

Abordaje de conflicto

El conflicto

Conflicto La Real Academia Española da distintas acepciones al término conflicto: Combate, pelea, lucha.
También: apuro, situación desgraciada y de difícil solución o esta otra: problema, cuestión, materia de discusión.
En todos los casos se refiere a una confrontación, sea ésta física o psicológica; el origen está siempre relacionado con que las partes involucradas en una desavenencia quieren lo mismo (y, a veces, al mismo tiempo) y creen que les corresponde.
Citaremos, a continuación, algunas definiciones de distintos autores, que nos permitirán ir acercándonos paulatinamente a nuestro objeto de estudio:

Forsyth, en referencia al conflicto en un grupo, dice “las acciones o creencias de uno o más miembros del grupo son inaceptables, y por lo tanto resistidas, por uno o más miembros de otro grupo”

Pruitt y Rubbin lo plantean del siguiente modo: “divergencias percibidas de intereses o creencias, que hace que las aspiraciones corrientes de las partes no puedan ser alcanzadas simultáneamente”.

Rummel (1976), en su análisis, considera “conflicto como el choque del poder que se manifiesta en la búsqueda de todas las cosas”.

Sara Cobb: conflicto es un fenómeno discursivo, un proceso que involucra la interacción de historias, una interacción que acaba por ser rotulada como problemática.

Gladys Álvarez y Elena Highton (1995) resumen su punto de vista de esta manera: “el conflicto, caracterizado como divergencia percibida de intereses, surge cuando no parece haber una alternativa disponible que satisfaga las aspiraciones de ambas partes. Esto puede ocurrir porque una o ambas partes tienen altas aspiraciones o porque las alternativas de integración son pocas”.

Edward de Bono (1986) califica al conflicto como”un choque de intereses, valores, acciones o direcciones. El conflicto se refiere a la existencia del mencionado choque.
La palabra conflicto es aplicable a partir del momento en que el choque ocurre.
Incluso cuando decimos que existe un conflicto potencial damos por sentado que ya hay un conflicto de dirección aunque el choque todavía no haya ocurrido”.

Morton Deutsch: “el conflicto existe siempre que aparezcan actividades incompatibles y... una acción que es incompatible con otra impida, obstruya, interfiera y lesione o de alguna forma haga que ésta última tenga menos posibilidades de ser efectiva”.

Hasta aquí hemos trascripto algunas definiciones del concepto conflicto, que se basan en los distintos intentos de encontrar una transformación del mismo que no sea ejerciendo el poder (por ejemplo, desplegando de alguna manera la fuerza de cualquier índole) o a través del recurso judicial.
A partir de estas definiciones, podríamos comenzar a trabajar otra que integre las diversas orientaciones sobre el concepto que nos ocupa.

Naturaleza y análisis

Comenzaremos por referirnos al componente denominado Intereses que es aquello que las personas sienten como deseable y necesario. Los intereses más poderosos son las necesidades básicas de los seres humanos. Este elemento suele ser central tanto en el pensamiento como en las acciones de las personas y tiende a conformar el nudo de sus actitudes, intenciones y objetivos.
Existen distintas categorías de Intereses, por el momento mencionaremos los:
Universales: seguridad, identidad, etc.

Antes de que los intereses de las partes sean percibidos como antagónicos, podrían asumir la forma de aspiraciones u objetivos, dicho de otra manera, representaciones de lo que las partes desean alcanzar y para lo que se están esforzando.

Dichas aspiraciones pueden haberse originado, a su vez, en conductas previas de las propias partes o de terceros.

Tenemos los conflictos interpersonales y los intrapersonales. Para estos últimos nos vamos a valer de la segunda tópica freudiana (Yo Ello y Superyo) detallada en el libro de Freiría.

Para los conflictos interpersonales tenemos que tener en cuenta la siguiente clasificación. 

Existen conflictos interpersonales:


a) Grupales
En esta categoría, debemos incluir tanto a los conflictos internos en los grupos, como los que se desarrollan entre distintos grupos enfrentados entre sí.
En la primera división, por ejemplo, se inscriben las disputas por el liderazgo y otros roles que se dan en el seno de casi todos los grupos, solo como ejemplo señalamos desde las desavenencias, hasta las peleas, por el papel que cada integrante juega en el seno de la familia.
En la segunda división nos referimos a los antagonismos, que también suelen ser circunstanciales, como el caso de dos grupos de jóvenes que tienen una disputa puntual, en un ámbito no habitual para ninguna de las dos partes; suelen no ser permanentes.
Para que se desarrolle el conflicto intergrupal es necesario que se experimente “el sentido de grupo” que los aglutine, que les confiera unión o pertenencia.
Es digno de destacar que el apoyo del grupo puede traer como consecuencia que sus integrantes se sientan más confiados acerca de la legitimidad o procedencia de sus aspiraciones; aumentando, así, las posibilidades de conflicto.

b) Sociales
Esta tercera categoría está referida a los enfrentamientos entre sectores antagónicos, por razones culturales, artísticas, gremiales, deportivas, políticas, entre otras, que se despliegan en una sociedad.
En general responden a viejos y fuertes enfrentamientos, por cuestiones de raza, religión, poder o alguna otra cuestión de alto valor para sus integrantes y que incluso involucra su identidad.
Suelen ser permanentes en el tiempo y, por esa razón, afectan la calidad de vida de los afectados, generando en no pocas ocasiones altos niveles de estrés.

c) Internacionales
Son aquellos que se producen entre distintos Estados u organismos de diferentes nacionalidades.
Los participantes deben dar cuenta a terceros de sus actos, están regidos por normas y leyes que constituyen el marco dentro del cual se deben mover.
Los aspectos culturales juegan un papel preponderante, tanto en el origen como en el desenvolvimiento y la solución.

Posibles Causas de conflictos interpersonales

a) Los bienes:
En términos generales, los bienes son cosas tangibles o intangibles o derechos de valor económico: bienes muebles o inmuebles: casas, campos, automóviles, dinero, acciones, marcas, patentes, etc.
Independientemente del valor concreto que poseen los bienes suelen también representar valor simbólico que excede aquella cualidad transable que aparece en la superficie.
Por esa razón, el poder podría incluirse en esta categoría, ya que quien o quienes lo detentan pueden emplearlo para alcanzar bienes materiales o inmateriales con valor de mercado.

b) Los principios:
Esta categoría abarca el campo de valores y de principios abstractos, ideologías, creencias religiosas, parámetros morales, prestigio, cuestiones éticas, etc. Son aspectos de profunda raigambre, susceptibles de generar disputas muy profundas.
Hay que distinguir aquellos conflictos que realmente tienen en juego principios o valores y por lo tanto son muy difíciles de resolver, de aquellos que aparecen en una disputa y, en realidad, no lo son.
En el caso de un verdadero conflicto de valores podríamos encontrarnos con una situación casi dilemática.
Sin embargo aunque se tengan valores disímiles, se puede llegar a acuerdos que satisfagan a todos, sin que nadie tenga que “cambiar” sus convicciones más intimas, cosa obviamente harto difícil y atentatoria contra la libertad y dignidad humanas.
En estos casos, lo que debe primar es el respeto por los valores y creencias del otro.
En nuestro país, donde convivieron y conviven tantas nacionalidades, culturas y religiones distintas, es posible que esa convivencia sea pacífica si se respeta la idiosincrasia de cada uno, sus costumbres, los valores propios de cada comunidad. Cuando esto no se cumple se desata el conflicto y es difícil intervenir porque cada parte posee principios distintos.


c) El territorio:
El territorio, como sinónimo de espacio físico, figura entre las causas principales de los conflictos internacionales. El territorio está ligado a la identidad de un pueblo y es uno de los elementos fundamentales en la Constitución de una Nación.
El problema de los límites comprende tanto valores simbólicos en juego, como ciertos recursos naturales de un país o de una región que pueden resultar vitales para su subsistencia.
También se suelen suscitar disputas internas por el territorio; esto se agrava cuando la división planteada en la geografía política no condice con la división, física, cultural e histórica.
Del mismo, modo denominamos disputas territoriales, en un sentido psicológico o abstracto, a la controversia por los lugares que significan poder o prestigio.
Así como el territorio, en el sentido físico, está ligado a la identidad colectiva, en el sentido psicológico o abstracto está vinculado a la identidad personal.
En este tipo de disputas, muchas veces, el valor en juego es la seguridad, o el prestigio de uno o de todos los contendientes.
Muchas veces, cuando aparecen controversias por cuestiones de principios, solicitud de aumento de las responsabilidades, resistencias burocráticas, en realidad se enmascaran pretensiones de lograr o aumentar el control sobre el territorio.

martes, 27 de octubre de 2015

Psicología y comunicación II

Psicología y Comunicación

La comunicación es el proceso mediante el cual se puede transmitir información de una entidad a otra, alterando el estado de conocimiento de la entidad receptora.
Los procesos de la comunicación son interacciones mediadas por signos entre al menos dos agentes que comparten un mismo repertorio de los signos y tienen unas reglas semióticas comunes.
Tradicionalmente, la comunicación se ha definido como «el intercambio de sentimientos, opiniones, o cualquier otro tipo de información mediante habla, escritura u otro tipo de señales». Todas las formas de comunicación requieren un emisor, un mensaje y un receptor destinado, pero el receptor no necesita estar presente ni consciente del intento comunicativo por parte del emisor para que el acto de comunicación se realice. En el proceso comunicativo, la información es incluida por el emisor en un paquete y canalizada hacia el receptor a través del medio. Una vez recibido, el receptor decodifica el mensaje y proporciona una respuesta.
Consecuencias de la comunicación: es positiva, cuando el receptor de la misma, interpreta exactamente lo que el emisor le envió; esto quiere decir que utilizaron el mismo canal de comunicación y es el objetivo primordial de la misma. Es negativa, cuando el receptor utiliza un canal de comunicación diferente al del emisor, y es muy frecuente que suceda este tipo de comunicación distorsionada, cuando el receptor no está anclado en la misma línea de comunicación.
El funcionamiento de las sociedades humanas es posible gracias a la comunicación. Ésta consiste en el intercambio de mensajes entre los individuos.
Dijimos que los procesos de la comunicación son interacciones mediadas por signos entre al menos dos agentes que comparten un mismo repertorio de los signos y tienen unas reglas semióticas comunes. Para poder entender un poco más este punto revisaremos el concepto de signo.
El signo: El significante es el que designa algo, mientras que su significado es lo designado. Lacan quiere decir que el pensar está constituido básicamente por significantes que cambian continuamente de significado.
El significado es el concepto que la mente imagina correctamente ante una palabra. El significante es la cadena de sonidos que representa una idea. Parecería ser una relación arbitraria. Ante un significante, un significado. (dibujo de auto –significado – palabra car o auto –significante-). Hay una convención social que nos indica que por ejemplo una casa es una casa y no un perro. Esto nos permite establecer una comunicación efectiva con otros. Así cualquiera de nosotros no podría cambiar un signo arbitrariamente. Debe pasar mucho tiempo para que esto se produzca. En ejemplo son las palabras en otro idioma que se van aceptando, consensuando socialmente (mail, ok).

Problemas de comunicación

Los problemas de comunicación se comienzan a ocasionar cuando estas convenciones sociales son puestas en consideración y por ejemplo un significante no remite a un significado:

Por ejemplo: "un dulce lamentar de dos pastores" pero el interlocutor escucha "un dulce lamen tarde dos pastores". Hay una comunicación fallida: el locutor dice una cosa y el interlocutor dice otra.


El animal y el hombre frente al engaño

Otro tema interesante a pensar es la mentira. Una persona puede engañar a otro como un animal también puede hacerlo. La diferencia entre una persona y un animal es justamente que el animal puede fingir, pero el hombre puede fingir que está fingiendo para engañar a otro. Por ejemplo un animal puede hacerse el muerto (ejemplo) fingiendo estar muerto para que no lo maten. En cambio en el hombre puede fingir estar dormido para que el otro crea que lo está o para que el otro crea que está fingiendo estar dormido. Lo característico de la comunicación humana a diferencia de la animal es que en la comunicación humana existe la posibilidad de que haya un cálculo de un sujeto respecto de otro sujeto capaz de calcular. El hombre puede engañar de esa manera cosa que el animal no puede hacer. Hago que duermo para que el otro piense que estoy dormido o para que el otro piense que me estoy haciendo el dormido. Otro ejemplo es el de los penales. Muchos arqueros señalan un lugar diciendo que se van a tirar ahí, por ejemplo a la derecha. Que piensa el jugador: si me dice que se va a tirar a la derecha se lo pateo a la izquierda y listo. Pero puede estar engañándome, entonces si me dice que se va a tirar a la derecha le pateo el penal a la derecha ya que es lo que el arquero estaría buscando ya que quiere engañarme y me está mintiendo y en realidad el se va a tirar a la izquierda. Pero existe una tercera opción: si me dice que se va a tirar a la derecha es porque quiere que yo crea que me está engañando y que al decirme que se va a tirar a la derecha yo pensaré que en realidad se va a tirar a la izquierda pero no, finalmente se va a tirar a la derecha como el dice. Puede estar diciendo finalmente la verdad para que yo crea que me está engañando y así engañarme efectivamente.

Doble vínculo o doble constreñimiento (Bateson)

Se le conoce como Doble Vínculo o Doble Constreñimiento a la situación comunicativa en la que una persona recibe mensajes diferentes o contradictorios. El término, acuñado por el antropólogo Gregory Bateson, intenta dar cuenta del ataque de esquizofrenia.

La esencia de un doble constreñimiento es el hecho de que hay dos imperativos en conflicto, ninguno de los cuales puede ser ignorado, lo cual deja a la víctima frente a una disyuntiva insoluble, pues cualquiera de las dos demandas que quiera cumplir anula la posibilidad de cumplir con la otra. "Yo debo hacerlo, pero no puedo" es una descripción crítica de una experiencia de doble vínculo: se exige que se resuelva lo que es un problema inevitablemente insoluble.

El mensaje contradictorio puede venir de una o varias personas. Por ejemplo, uno de los padres dando mensajes diferentes, ninguno de los cuales puede ser ignorado, como una madre diciendo una cosa ("¿por qué no puedes mostrarme amor?) y enviando otro mensaje por medios no verbales (alejándose del contacto físico con el niño). Pero hay también situaciones donde varios individuos están envueltos en producir el efecto de doble constreñimiento, por ejemplo un subordinado es asignado con dos tareas diferentes y contradictorias ("dame un café"; "no se supone que tú hagas café, tu tarea es mantenerte ante ese teléfono"), es una situación que presupone dos personas además de la víctima.

Fuente: Wikipedia

Las profecías autocumplidas o autocumplidoras
Las profecías autocumplidas. Aquellas predicciones que, una vez hechas, son las responsables de que sucedan, de que se conviertan en realidad. La historia está llena de ellas. El filósofo K. Popper decía (simplificando mucho) que la profecía del oráculo a Edipo se cumple, precisamente, porque éste la conoce y hace de todo para esquivarla. Es justo lo que hace para esquivarla lo que le acerca al terrible cumplimiento de la predicción.
Las profecías autocumplidas crean una determinada realidad casi como por magia. Y nos envuelve dentro, cayendo en una espiral que suele acabar mal. En palabras de P. Watzlawick, es una magnífica técnica si uno quiere amargarse la vida. Este autor lo narra con sana y fina ironía en su clásico cuento del martillo.

Un hombre quiere colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene, pero le falta un martillo. El vecino tiene uno. Así pues, nuestro hombre decide pedir al vecino que le preste el martillo.

Pero le asalta una duda:

¿Qué? ¿Y si no quiere prestármelo?

Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizás tenía prisa. Pero quizás la prisa no era más que un pretexto, y el hombre abriga algo contra mí.

¿Qué puede ser?

Yo no le he hecho nada; algo se habrá metido en la cabeza. Si alguien me pidiese prestada alguna herramienta, yo se la dejaría enseguida.

¿Por qué no ha de hacerlo él también?

¿Cómo puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro?

Tipos como éste le amargan a uno la vida. Y luego todavía se imagina que dependo de él. Sólo porque tiene un martillo.

Esto ya es el colmo.

Así nuestro hombre sale precipitado a casa del vecino, toca el timbre, se abre la puerta y, antes de que el vecino tenga tiempo de decir «buenos días», nuestro hombre le grita furioso:

¡Quédese usted con su martillo, so penco!

El efecto es grandioso y la técnica relativamente sencilla.

Extraído del libro de PAUL WATZLAWICK: El arte de amargarse la vida


La importancia de la comunicación en la constitución subjetiva

El aporte de Berger y Luckman
Partimos de la base de considerar al ser humano como un ser social. Este concepto se desprende en primera instancia de la relación de dependencia a la que se ve “sometido” el ser humano desde el nacimiento, debido a su estado de indefensión como consecuencia a lo que se llama nacimiento prematuro o estado de fetalización del bebé. El cachorro humano, a diferencia de otras especies, termina de formar su sistema nervioso fuera del vientre materno. Así observamos que un cachorro canino tiene en poco tiempo desarrolladas todas las capacidades que tiene un canino adulto. Esta desventaja inicial en el hombre en comparación a otras especies animales, luego se transformará en una ventaja distintiva de la especie humana.
Ahora bien, si hablamos de una dependencia a otros en el ser humano en un momento tan importante como los primeros años de vida, estamos en condiciones de afirmar la importancia de la cultura en la vida de un individuo. Consideramos cultura a un conjunto de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social determinado. Esta cultura opera de alguna manera como ordenadora.

El aporte del psicoanálisis (Jacques Lacan)
En su Seminario V, Jacques Lacan identificará tres tiempos del complejo de Edipo. Recordemos la importancia que tiene este complejo en la constitución subjetiva de las personas (remitirse a las Conferencias sobre psicoanálisis de Freud, vistas en el segundo trimestre).
Echaremos un vistazo a esta versión lacaniana del complejo de Edipo:
Primer tiempo: La importancia del Otro (madre) en la comunicación.
Es interesante poder comenzar sobre un término que utiliza Lacan para ubicar el posicionamiento del hijo con respecto a su madre en los comienzos de esta relación. Este término es súbdito que no es otra cosa que el estar sujeto a una autoridad superior. Y es claramente de lo que se trata. En un principio el niño es un súbdito de su madre.
Es una relación en apariencia de a dos. En este tiempo parece que el padre no tiene mucho que hacer. Podríamos ubicarlo como lo pre-edipico.
En esta primera etapa es la madre la que dará significación a cada llanto del niño. Es la madre la que con sus apariciones y ausencias instalará las primeras simbolizaciones. Y el niño en esta posición de súbdito de la que hicimos referencia hace un rato deseará ser todo para esta madre. Y que mejor manera de ser todo que identificándose al objeto del deseo de esta madre. Lacan nos habla de que el deseo es el deseo del Otro. Estamos en este plano. El niño deseará ser él el deseo de esta madre, ser él el objeto de deseo de esta madre.

Segundo tiempo: Primera aparición del padre. La privación.
Luego vendrán los otros dos tiempos, importantísimos también. Durante el segundo tiempo el padre hace su aparición quitando al niño de este lugar donde se había identificado y tan cómodo quedaba. En este segundo tiempo la privación del padre no solo es para el niño sino también para la madre.
Tercer tiempo: Segunda aparición del padre. Posibilitador.
En un tercer tiempo el padre aparecerá como dador, vendría a ser un padre posibilitador, lo que más adelante conocemos con el nombre de ideal del yo. Con una no se puede pero se puede con todas las demás dirá este padre.

martes, 22 de septiembre de 2015

Psicología y comunicación I

LA ESCRITURA Y SU PROCESO DE COMUNICACIÓN

Desde sus inicios, el hombre ha intentado encontrar la mejor manera de hacerse entender y expresar sus sentimientos; la búsqueda no ha sido fácil, le tomó muchos años encontrar una manera gráfica de comunicarse.

La comunicación y su proceso de escritura, tiene una gran importancia en la vida actual, se encuentra presente en cada momento de nuestras vidas, hacia donde giremos encontraremos mensajes escritos; en la televisión, en el diario, en las señales de tránsito, en los libros, etc. No sólo se tratan de palabras, sino también de gráficos llenos de color y significado. Para que los mensajes escritos sean eficientes es necesario seguir una serie de reglas ortográficas, gramaticales y estructuras que son la base del sistema lingüístico.

Para entender su importancia debemos conocer el origen del sistema de escritura que empleamos en el presente, descubrir cómo surgen estos signos que llamamos letras y su empleo en sílabas que se traducen en sonidos.

En la era primitiva, a partir del paleolítico, el homo sapiens plasmaba sobre las paredes de las cavernas lo que veía en su entorno natural como parte de un rito mágico con el fin de influir en los fenómenos naturales. Es la primera forma de expresión gráfica del hombre en la cual se puede apreciar la importancia que tenía la fertilidad en la vida primitiva, pues mayormente trazaban figuras de animales preñados o imágenes anatómicamente humanas, la antigua técnica rupestre, utilizaba pigmentos extraídos de la tierra, de diferentes minerales triturados, y el carbón, mezclados en una concha marina con grasa animal, clara de huevo, resina o sangre; se aplicaban con pinceles hechos de ramitas o una sola rama.

La comunicación escrita aporta muchos beneficios a nuestra vida cotidiana, su presencia constante la ha convertido en un factor tan común que ni nos damos cuenta de ella. Facilita la existencia humana, educa, informa, comunica de manera directa, traduce otros idiomas y muchas otras funciones. Los que estudian comunicación relacionarán esto con la función que los medios masivos deben cumplir; de eso se trata precisamente. La escritura es una técnica que sólo algunos saben dominarla a la perfección, se trata de una profesión muy valorada en la sociedad, además muy útil y necesaria.

Los mensajes gráficos, ya sean por medio de ideogramas, o a través de signos codificados o palabras, siempre han influido de manera asombrosa en las personas. Los caracteres conformados en un conjunto dan significado a ideas, pensamientos, tradiciones y eventos, marcando su trascendencia.

Los medios escritos han revolucionado, ya no sólo importa el significado de los gráficos, si no que tienen que detallar el color, el tamaño, el tipo, el fondo, la alineación de las letras con otras, etc., con el fin de aumentar la eficacia del mensaje emitido.

La palabra es capaz de cambiar al mundo, por el efecto masivo que ocasiona, lo que conocemos, muchas veces lo conocemos por ella, aquel que sabe utilizar la palabra, puede ser quien sea cuando sea, vivir en el mundo real o en uno de fantasía, ser un poeta o un periodista es un don o un privilegio.

Para concluir se puede decir que en la actualidad, la comunicación visual se ha convertido en un objeto de estudio debido a que han descubierto la magnificencia y el poder de la escritura como forma de expresión visual para darle lugar y forma a la escritura y así poderla comunicar a las demás personas.

El texto es "cualquier comunicación que se haya realizado en un determinado sistema de signos".


EL TEXTO

DEFINICION: El texto es una unidad lingüística formada por un conjunto de anunciados que tienen una intención comunicativa y que están internamente estructurados. En otras palabras un texto es un entramado de signos con una intención comunicativa que adquiere sentido en un determinado contexto.

Un texto está formado por párrafos y los párrafos están formados por oraciones. Para que un conjunto de anunciados puedan ser considerados como un texto es necesario una serie de relaciones semánticas y gramaticales entre sus elementos de manera que el destinario pueda interpretarlo como una unidad.

El texto es el resultado por un acto de comunicación cuya intención y carácter dependen de la intención del hablante, la intención puede ser:

· Comunicativa: voluntad de transmitir una información.
· Elocutiva: deseo de lograr un determinado efecto.

El proceso de la comunicación lingüística

El lenguaje es parte de la cultura de una comunidad (como las costumbres, la religión, la vestimenta); un bien cultural que cumple múltiples funciones en el desarrollo de la humanidad. El lenguaje le permite al hombre comunicarse con sus semejantes, expresar sus sentimientos, reflexionar acerca del mundo que lo rodea, comprender la realidad, perpetuarse a través del tiempo mediante los relatos orales, las creaciones literarias, las narraciones de cronistas e historiadores.

Ser instrumento para la comunicación humana es, entonces, una de las tantas funciones que cumple el lenguaje.

Pero aunque esta posibilidad de comunicación parezca "natural", es decir, espontánea, no aprendida, no es realmente así. Desde niños utilizamos el lenguaje sin detenernos en él, sin pensar en las palabras que empleamos, pero a medida que pasa el tiempo y nos convertimos en adultos la vida de relación nos coloca en situaciones de comunicación nuevas y más complejas: debemos tratar con personas que no conocemos, solicitar trabajo, asistir a las reuniones escolares de nuestros hijos, realizar trámites en instituciones comerciales o bancarias o, como le está sucediendo a usted en este momento, emprender el estudio de distintas áreas (como física, matemática, historia), realizar actividades escritas y orales, dialogar con su docente tutor acerca de las experiencias de su aprendizaje.

Por todo esto, consideramos que es el momento de detenerse en el lenguaje y revisar el modo en que se utiliza en la comunicación.

Para ello se deben tener en cuenta algunas cuestiones básicas por las que comenzaremos a estudiar.

Los factores de la comunicación
En todo acto de comunicación lingüística intervienen una serie de factores que debemos considerar para que ese acto de comunicación sea eficaz. Observe el siguiente ejemplo:

Estas palabras constituyen un acto de comunicación lingüística: alguien emplea el lenguaje a fin de transmitir a otro una cierta idea o concepto. Quien emplea el lenguaje es el emisor (que también puede recibir otras denominaciones como usted verá más adelante); el que recibe el mensaje, es decir, a quien va dirigido es el receptor o destinatario. En este caso, aunque no esté nombrado, podemos inferir que el emisor es la maestra o el profesor (por el modo de expresarse, por lo que dice y por la mención directa del destinatario "chicos") que se dirige a sus alumnos para darles indicaciones acerca de su conducta en clase.

Chicos, si esto sigue así tendré que hablar con la directora. Mientras les explico en clase, no deben hablar entre ustedes ni molestarse.
Hay mensajes en los que se nombra explícitamente a los participantes del acto comunicativo y otros en que no se nombran pero pueden inferirse (como el emisor del ejemplo anterior) por la forma del mensaje, las palabras empleadas, el tema tratado.

El emisor tiene en cuenta a quién va dirigido su mensaje para adecuarlo a él pues no es lo mismo hablar con un amigo que hacerlo con una autoridad, dirigirse a alguien que conoce del tema o a alguien que lo desconoce; a la vez, el destinatario posee ciertas expectativas acerca de los que puede decirle el emisor del mensaje, espera de ese emisor cierta forma de expresarse, de dirigirse a él.

Es necesario, entonces, que el lenguaje empleado se adecue a esa relación entre el emisor y el destinatario del mensaje para que la comunicación sea efectiva.

No sólo el emisor y el receptor forman parte de la comunicación, también será necesario elegir el código o sistema de signos que va a emplearse.

Las señales de tránsito, el sistema Morse, las señales marinas constituyen códigos, es decir, sistemas de signos que se utilizan para la comunicación. Los mensajes que hemos reproducido en esta unidad utilizan el lenguaje articulado o hablado que es el código más rico y adecuado para la comunicación humana.

El código empleado debe ser compartido por emisor y receptor, es decir, ambos deben hablar "el mismo idioma", conocer sus estructuras, sus reglas, las normas que rigen el armado de las frases, el repertorio de posibilidades de que dispone para combinar sus elementos.

Ud. ha realizado la búsqueda en el material impreso que compone el módulo, es decir, hemos logrado comunicarle ideas, conceptos, nociones a través de un recurso material que son las palabras impresas en el papel. Esta comprobación nos permite avanzar en el estudio de la comunicación pues nos encontramos con otro de los factores que intervienen en la comunicación: el canal, es decir, el medio físico que permite la transmisión del mensaje.

Cuando empleamos como código el lenguaje podemos utilizar un canal oral o un canal escrito. Es importante tener en cuenta ese aspecto porque el código oral y el código escrito son diferentes. Por ejemplo, un mensaje como éste "Alcánzame esos libros, los que están allá arriba" sólo podría ser posible en una situación de oralidad en que ambos interlocutores están presentes.

No es lo mismo hablar que escribir y nadie habla como escribe ni escribe como habla.
La comunicación oral nos ofrece recursos que desaparecen en la escritura: el tono de voz, los ademanes y gestos, la referencia a lo que nos rodea (cuando la comunicación es presencial), las reacciones del interlocutor quien a través de gestos o palabras nos indica si nos ha comprendido o si está de acuerdo o no con lo que decimos. Por eso, cuando hablamos, es frecuente que no completemos las frases o que las interrumpamos en la mitad pues contamos con las señales de nuestro interlocutor para saber que ya nos ha entendido y no es necesario seguir hablando o porque él nos interrumpe con sus reflexiones. También cuando hablamos solemos rectificarnos, corregirnos en la mitad porque nos equivocamos o dudamos ya que no nos hemos detenido a armar la frase sino que nuestras palabras van surgiendo espontáneamente, siguiendo el hilo de nuestro pensamiento.

En la escritura, en cambio, generalmente no contamos con esos recursos, es decir, con la presencia del otro que nos orienta acerca de lo que estamos escribiendo, de modo que nuestro lenguaje debe ser más explícito a fin de evitar los malos entendidos producto de una información incompleta o ambigua. Por eso, cuando escribimos nos preocupamos por el armado de las frases o por elegir las palabras o el orden que le vamos a dar a los conceptos, actividades que podemos hacer pues tenemos más tiempo para pensar.

Así tenemos dos variantes extremas determinadas por el canal: la comunicación oral en que el emisor y el receptor están cara a cara, como por ejemplo en una conversación de dos amigos en la mesa de un café, y la comunicación escrita en que el emisor y el receptor están lejos en el espacio y en el tiempo, es decir no están en el mismo lugar y el mensaje no llega inmediatamente, como cuando leemos el diario o recibimos una carta por correo.

Pero entre estos dos extremos existen múltiples variantes. Así, hay situaciones orales en que el emisor y el receptor están distantes como cuando hablamos por teléfono o situaciones escritas en que el mensaje llega inmediatamente al receptor como cuando utilizamos el "mail" (el correo electrónico), enviamos mensajes de texto a través del teléfono celular o "chateamos". Estas nuevas tecnologías de la comunicación han modificado los límites entre el lenguaje escrito y el lenguaje oral, estableciendo relaciones nuevas entre ellos que cuestionan la afirmación que usted ha leído más arriba: "nadie escribe como habla ni habla como escribe".

En esta época hay ocasiones en que escribimos como hablamos (por ejemplo en el chat) o hablamos como si escribiéramos (como por ejemplo cuando grabamos el mensaje en nuestro contestador telefónico).

Nuestros mensajes pueden, entonces, tener los rasgos propios de la oralidad pero utilizar un canal o "soporte" escrito y, a la inversa, ser orales pero tener la forma de un texto escrito. De modo que se nos pueden presentar las siguientes variantes:

· Lenguaje oral y canal oral (diálogo cara a cara, conversación telefónica).

· Lenguaje escrito y canal escrito (tratado científico, carta comercial, nota de opinión).

· Lenguaje oral y canal escrito (mensaje de texto en el celular, correo electrónico, chat, recordatorio en la puerta de la heladera).

· Lenguaje escrito y canal oral: conferencia, noticiero radial o televisivo.

En el acto de comunicación lingüística no sólo se trata de que el mensaje resulte adecuado a las identidades del emisor y del receptor, al código elegido y al canal empleado sino que además se trata de transmitir un contenido, ideas, conceptos, para ello es necesario seleccionar del repertorio de la lengua las palabras más adecuadas para decir lo que se quiere decir. Cuando producimos un mensaje es esencial entonces asegurarnos que nuestro interlocutor pueda determinar con precisión a qué nos referimos; reconocer de qué hablamos, de qué trata nuestro texto, es decir, el referente del mensaje a fin de que la comunicación sea efectiva.

Como vimos, todo acto de comunicación por el lenguaje adquiere características particulares que dependen de múltiples factores: del emisor y del destinatario, del tema o referente que se trate, del canal o medio empleado, del código elegido.

Esto es así porque la comunicación no se produce en el vacío sino que es un acto "situado", es decir, se da en determinadas circunstancias, en cierto contexto, en una particular situación comunicativa.

Diariamente participamos en actividades que involucran el uso del lenguaje (como una visita al médico o una cena familiar) o que son ellas mismas un acto lingüístico (leer el diario, responder un cuestionario). Cada una de esas situaciones se caracteriza porque los participantes involucrados desempeñan ciertos roles propios de las circunstancias (vendedor y cliente, alumnos y profesor, padres e hijos; periodista y lector), se requiere el empleo de cierto canal (oral o escrito), se tratan ciertos temas o asuntos (laborales, escolares, familiares) y se desarrolla en determinado ámbito (la calle, la escuela, la oficina).

Los miembros de una comunidad lingüística tienen conocimientos acerca de estas cuestiones y por lo general saben emplear el lenguaje en cada circunstancia porque han incorporado ciertos marcos de referencia, ciertas competencias lingüísticas que les permiten emplear el lenguaje con soltura en la mayoría de las situaciones.

Así el usuario del lenguaje sabe que un mensaje del tipo "Tengo el agrado de dirigirme a Ud." será propio de una carta formal e inapropiado para una charla entre amigos o una carta familiar; que una emisión como "¿Me pasás la sal?" podrá producirse en una comida familiar o entre amigos y no en el consultorio médico.

Si bien por lo general todos sabemos que en cada situación comunicativa se producirán determinados mensajes y no otros, es importante reflexionar acerca de esto para ampliar nuestros saberes en ese ámbito a fin de que frente a nuevas circunstancias podamos desempeñarnos con éxito.

En estos momentos, usted está incorporando nuevos conocimientos provenientes de distintas ciencias que amplían su comprensión del mundo, sus marcos de referencia y le permiten participar en situaciones de comunicación también nuevas (leer textos científicos, interpretar las consignas de las actividades, dialogar con su tutor, revisar sus propias respuestas).

Según la relación entre los hablantes

La relación entre los interlocutores puede ser muy diversa. En un extremo están las relaciones permanentes caracterizadas por la confianza y la cercanía afectiva (como la que hay entre esposos o padres e hijos); en el otro, las relaciones ocasionales con personas a los que no nos une ningún lazo (como la que tenemos con una persona a la que vemos por primera y única vez, por ejemplo, el empleado de un comercio o el pasajero que comparte nuestra espera en la cola del colectivo); pasando por posibilidades intermedias como las relaciones semipermanentes que generan cierta confianza (como la relación entre compañeros de trabajo o entre profesor y alumno) o las relaciones habituales pero breves (como entre el pasajero y el conductor del colectivo o entre el cliente y el kiosquero).

Las diferencias en la relación determinan que empleemos distinto lenguaje para adecuarlo al grado de confianza o a la distancia que guardamos con nuestro interlocutor y al rol que desempeñamos en dicha relación. La variación del lenguaje determinada por la relación entre el emisor y el receptor se denomina registro. Éste puede ser formal o informal.

El registro formal se emplea en las situaciones comunicativas en que los hablantes no se conocen (debemos escribir al gerente de una empresa para que nos solucione un problema) o cuando hay una relación de jerarquía entre ellos (cuando un empleado se dirige a su jefe).

El registro informal se usa entre pares (compañeros de estudio o de trabajo, por ejemplo) y cuando la relación de los hablantes es de confianza (como padres e hijos).

Al cambiar el canal y el registro cambia también el lenguaje.

Observamos entonces, que las variedades determinadas por el canal (oral o escrito) y por el registro (formal o informal) -que ha visto en los ítems según el canal empleado y según la relación entre los hablantes- pueden combinarse dando lugar a cuatro posibilidades:

• Textos orales informales (ejemplo: un consejo de un amigo a otro)


• Textos escritos informales (ejemplo: un recordatorio que la madre pega en la puerta de la heladera)


• Textos orales formales (un pedido de un alumno a su profesor)


• Textos escritos formales (una carta al director de una escuela)

Según la intención y el tipo de texto

En la elección del lenguaje no sólo inciden el canal empleado y la relación entre los participantes, sino también el tipo de texto porque no es lo mismo escribir un aviso clasificado que una carta, hacer una lista de materiales que escribir un poema.

Cada tipo de texto requerirá un uso especial del lenguaje.

También influye la intención del emisor, es decir, qué es lo que éste se propone, pues no se usará el mismo lenguaje para informar que para convencer; para pedir o para explicar.

Los mensajes entonces adquieren características propias de la situación, la relación entre los hablantes, el medio a través del cual se transmiten.

El lenguaje es un elemento esencial de la cultura. Una de sus funciones es servir a la comunicación de los seres humanos. Para que la comunicación sea exitosa se deben tener en cuenta los factores que intervienen en ese proceso:
• El emisor, es decir, el que produce el mensaje, la persona que habla o escribe.

• El receptor, es decir, el destinatario, aquél a quien va dirigido el mensaje.

• El canal, esto es, el medio a través del cual se difunde el mensaje, que puede ser oral o escrito.

• El referente, que es el contenido, es decir, las ideas o los conceptos que transmite el mensaje.

• El mensaje mismo, lo que decimos o escribimos; el texto con todas sus palabras o imágenes.

• El código que empleamos, es decir, el idioma con todas sus variedades (puede ser un dialecto o un lenguaje específico propio de una ciencia).

• La situación comunicativa, es decir, las circunstancias en que empleamos el lenguaje.
Estos factores van a determinar la elección de una variedad del lenguaje y un registro (formal o informal) que estará en concordancia con los participantes del acto de comunicación y la relación entre ellos, la intención o propósito comunicativo, el tipo de texto y el canal empleado.

CONCEPTOS DE COMUNICACIÓN

La comunicación indica la acción mediante la cual lo que era propio y exclusivo de uno viene a ser participado por otros (comunidad).
“Comunicar” es algo más que informar, es INFORMAR Y SIGNIFICAR. Es hacer, compartir ideas y sentimientos a un receptor que no es pasivo ni indiferente. Es un elemento constitutivo e inescindible de lo social y cultural,

En el proceso de comunicación tiene que haber un mínimo de interacción ya que si no hay alguien que la escuche o la perciba NO HAY COMUNICACIÓN, por lo tano podemos decir que la comunicación es social.

Comprende 2 principios metodológicos:

1) No hay sociedad sin comunicación.

2) La sociedad es una macroestructura, un macrosistema comunicacional, compuesto por diversos subsistemas que convergen en un sistema global (medios, educación, gobierno, etc.)

jueves, 9 de julio de 2015

Cine y Psicoanálisis: Frozen


Los siguientes trabajos fueron realizados por los alumnos Martina Zambrelli y Ramón Álvarez Olivari de Quinto Año BODyC. La consigna fue la realización de un trabajo práctico donde se proponía relacionar la película Frozen con los conceptos psicoanalíticos vistos hasta el momento (correspondientes a los años 1890 - 1905 de la teoría freudiana). A disfutarlos:


"Frozen" por Martina Zambrelli

En la película Frozen, de Walt Disney Animation Studios, pueden ser analizados varios conceptos y aspectos del psicoanálisis.

La misma trata sobre la historia de dos hermanas, muy amigas en su infancia. La mayor, Elsa, tiene el poder de convertir en hielo cualquier cosa, debido a lo cual sufre un accidente en el cual casi mata a su hermana pequeña, Ana. Los padres de las niñas deciden que para proteger a ambas y evitar que se de esta situación devuelta, es necesario aislar y ocultar a Elsa hasta que aprenda a controlar sus poderes, evitando que nadie se entere de ellos. Además “apagan” los recuerdos de Ana sobre los poderes que tiene su hermana. Los padres cometen el error de no explicarle a Ana por qué aislaron a Elsa. Como no entiende el motivo de este aislamiento, sufre una gran angustia. La situación entre ambas hermanas se complica cuando los padres mueren en un accidente. La pequeña crece de una manera muy solitaria, no tiene con quien jugar ni hablar, llevándola a hablar hasta con los cuadros del castillo en el que vive.

Como se vio en clase, Sigmund Freud estudia la histeria, describiéndola como una serie de síntomas corporales sin correlato con algo biológico. Cree que una variable emocional puede llegar a ser la causa de un dolor físico. Sostiene que los enfermos de histeria padecen de reminiscencia, también llamado “huellas del recuerdo”. Además, enfatiza que esto está estrechamente ligado a la relación con los padres. En la película se puede ver cómo afectan las decisiones que toman los padres, y posteriormente, la pérdida de ellos en ambas niñas.

Inconsciente
Consciente
Recuerdo olvidado o bloqueado
Síntoma


Barrera de represión: al reprimirse un recuerdo o pensamiento, pasa a tomar forma de un síntoma corporal. Al volver ese recuerdo olvidado o reprimido, el síntoma se va.

Para que algo se reprima, tiene que estar ligado a un deseo inconciliable con las exigencias éticas, estéticas y morales de la conciencia.

En la película, se pueden tomar los guantes que usa Elsa como sinónimo de esta barrera de represión ya que le sirven para ocultar, frenar o bloquear sus poderes.

Si la persona se aferra al síntoma y no quiere desprenderse de él, es porque lo que lo generó es mucho peor o más grave. Sin embargo, lo reprimido sigue estando, generando aún más malestar en la persona. “La primera reacción es siempre la más fácil, tendemos a negar el problema”.

Esto se ve claramente en Elsa, quien es llevada a ocultar su poder, a no sentir, para que los demás no se enteren de que es diferente. Sin embargo al ocultar esto, le genera más sufrimiento. Por eso crece cada vez más asustada, llevando a un mayor descontrol de sus poderes. Esto se puede comparar con nuestras emociones, cuanto más intentamos no sentirlas, no demostrarlas, u ocultarlas, estas se vuelven más intensas e impredecibles. Por eso, cuando su secreto sale a la luz y no tiene que esconderse más, se siente libre.

Además, se ve como cada persona en particular, además de ser avasallada por el inconsciente, es atacada también por lo social. Hay una frontera entre las exigencias de uno mismo y las exigencias de la sociedad, del mundo externo. Elsa tiene una gran presión, especialmente por parte de sus padres, al tener que ocultar sus poderes del resto del pueblo. No solo es afectada por su inconsciente y por el temor de volver a dañar a su hermana, sino también por la impresión que puede llegar a dar en el resto de los ciudadanos si estos se enterasen de su poder.

Para concluir puedo agregar que, al principio de la película, se realiza un ritual para que Ana olvide los poderes de su hermana. En mi opinión, esto se puede comparar con el método de la hipnosis, en el cual se mete a la persona en un estado de trance.


"Frozen" por Ramón Alvarez Olivari


La película “Frozen” cuenta la historia de dos hermanas de la realeza que son distanciadas de muy pequeñas por un accidente que provocó Elsa, una de las protagonistas, al lastimar sin querer a su hermana Anna.

Debido aque el reino no iba a aceptar a una reina que pudiera utilizar magia, ya que sería acusada como bruja, Elsa se mantiene encerrada en un cuarto del castillo donde vivíanambas hermanas. Anna se cría recordando y extrañando a su hermana, mientras que esta era reprimida por la sociedad, aislada de la misma durante gran parte de su vida.

Esta represión que sufre Elsa, inevitablemente, le genera efectos negativos a su persona. Elsa está reprimiendo su magia por las exigencias éticas y morales con las que se educó. Los padres, tratan de hacer entender a la princesa lo peligroso que puede llegar a ser tanto para ella como para el reino el hecho de que no sepa manejar con total control su magia. A la hora de alterarse o entristecerse Elsa pierde completamente el poder sobre su magia y la usa inconscientemente con fines destructivos.

En un momento de la película, surge la necesidad de exponer a Elsa frente a las personas del reino. Era un festejo dirigido a ella, ya que se trataba de su coronación, ya que sus 2 padres fallecen. Para evitar revelar los poderes de la futura reina, esta misma durante la festividad utiliza unos guantes, que en alguna medida evitan la utilización de la magia.

Cuando parecía que todo había salido bien, surge un entre las hermanas, y Anna entre empujones le saca un guante a Elsa, esto asusta y saca de control a la hermana mayor que se defiende automáticamente dando una demostración de su magia frente a todos los ciudadanos del reino.

Al ser revelado su poder, Elsa va al exilio autoimpuesto dejando a su propio reino bajo una maldición creada por ella, dicha maldición envolvía la ciudad en un eterno invierno.

Los guantes, viéndolos más allá de la supuesta cuestión física de encerrar la magia, tienen un significado más profundo. Ya que es el objeto principal que reprime a Elsa del resto de la sociedad, es el principal causante del desorden mental que sufre la princesa a la hora de tratar de expresarse. Elsa no logra comprender porque le sucede esto a ella, y los guantes son lo único que la separa de lo moral y éticamente correcto a la realidad que ella vive.

La represión que sufre Elsa no viene únicamente de lo ético y moral de la sociedad, ella teme completamente dañar a las personas que la rodean, en especial a su hermana Anna. Este temor proviene de un acto ocurrido durante su infancia, que la persigue a lo largo de su vida y le impide comunicarse con las demás personas por el miedo que tiene de lastimarlas con sus poderes.

miércoles, 22 de abril de 2015

¿QUE ES EL CONDUCTISMO? por J. Watson

Cap. 1: ¿QUE ES EL CONDUCTISMO?

La vieja y la nueva psicología en oposición


Dos criterios distintos imperan aún en el pensamiento psicológico norteamericano: la psicología introspectista o subjetivista y el conductismo o psicología objetiva. Hasta el advenimiento del conductismo, en 1912, la psicología introspectista dominaba totalmente la vida psicológica de la universidad norteamericana.

Los más destacados representantes de la psicología introspectista en la primera década del siglo veinte, fueron E.B. Titchener, de Cornell y William James, de Harvard. La muerte de James en 1910 y la de Titchener en 1927, dejaron a la psicología introspectista huérfana de un verdadero guía espiritual. Si bien la psicología de Titchener difiere en muchos puntos de la de William James, los supuestos fundamentales son idénticos. En primer lugar, los dos eran de origen germánico. En segundo, y esto es más importante, ambos proclamaban que es la conciencia la materia de estudio de la psicología. El conductismo sostiene, por el contrario, que es la conducta del ser humano el objeto de la psicología. Afirma que el concepto de conciencia no es preciso, ni siquiera utilizable. Habiendo recibido una formación experimentalista, el conductista entiende, además, que la creencia de que existe la conciencia remóntase a los antiguos días de la superstición y la magia.

No obstante su progreso, la gran masa del pueblo ni aún hoy se ha distanciado mucho de la barbarie: quiere creer en la magia. El salvaje se figura que los encantamientos pueden traer lluvias, buenas cosechas, abundante caza; que un hechicero vuduísta enemistado, es capaz de provocar la desgracia de un individuo o de toda una tribu; que si un enemigo logra unirse de un trozo de uña o de un mechón de cabello de otra persona, podrá embrujarla y gobernarla. Siempre hay interés y cosas nuevas en la magia. Casi todas las épocas poseyeron su propia magia negra o blanca, y su propio mago. Moisés tuvo su magia: transformó el agua en vino y revivió al muerto. Coué tuvo su fórmula. La señora Eddy también.

La magia jamás perece. Con el decurso del tiempo, todas estas innumerables leyendas, exentas de todo análisis, tejen la tradición popular. La tradición se constituye en religiones. las religiones se enredan en las mallas políticas y económicas del país. Luego se las esgrime como instrumentos. Se obliga al pueblo a aceptar todas estas fantasías, que más tarde transmite como evangelio a los hijos de sus hijos.
Es casi increíble hasta qué punto la mayoría de nosotros está influida por un fondo salvaje. Pocos se libran de esa influencia. Al parecer ni siquiera la enseñanza escolar suministra un correctivo. Por el contrario, parece asegurarla en mayor grado todavía, a causa de que las escuelas están colmadas de maestros con idéntico fondo. Inclusive muy destacados biólogos, físicos y químicos, saliendo de sus laboratorios, son fácil presa de la tradición cristalizada en conceptos religiosos. Estos conceptos —herencia de un temeroso  pasado salvaje— han entorpecido grandemente el nacimiento y desarrollo de la psicología científica.

Ejemplo de tales conceptos

Ejemplo de uno de estos conceptos religiosos es el de que todo individuo posee un alma, separada y distinta del cuerpo, que realmente es parte del ser humano. Esta vieja doctrina conduce al principio filosófico llamado “dualismo”. Tal dogma se encuentra en la psicología humana desde la más remota antigüedad. Nadie ha palpado nunca un alma, o la ha visto en un tubo de ensayo, o ha entrado de alguna manera en relación con ella, como puede hacerlo con los otros objetos de su experiencia diaria. A pesar de esto, dudar de su existencia involucra convertirse en hereje y, en cierta época, hubiera podido llevar al reo inclusive a la muerte. Todavía hoy, quien desempeña un cargo público, no osa discutir el punto.

Con el desarrollo de las ciencias físicas que sobrevino con el Renacimiento, esa asfixiante nebulosa del alma pudo disiparse en cierta medida. Era dable pensar en la astronomía, en los cuerpos celestes y sus movimientos, en la gravitación y fenómenos similares, sin aplicar el alma. Aunque los primeros hombres de ciencia fueron por lo general devotos cristianos, en sus tubos de ensayo empezaron a prescindir de ella.

Empero, la psicología y la filosofía, ocupándose de objetos que consideraban inmateriales, encontraron muy difícil eludir el lenguaje de la Iglesia; de ahí que el concepto de mente o alma, como algo diverso del cuerpo, llegase en lo esencial casi intacto hasta las postrimerías del siglo diecinueve.

Es indiscutible que, en 1879, Wundt, el verdadero padre de la psicología experimental, quería una psicología científica. Se desenvolvió en medio de una filosofía dualista del tipo más pronunciado. No pudo discriminar con claridad el camino de la solución del problema mente–cuerpo. Su psicología, que ha regido soberana hasta nuestros días, es necesariamente de transacción. Sustituyó el término alma por el de conciencia. La conciencia no es tan completamente inobservable como el alma; la observamos al atisbarla de improviso y, como quien diría, al sorprendería desprevenida (introspección).

Wundt tuvo enorme cantidad de discípulos. De la misma manera que ahora está en boga ir a Viena para estudiar psicoanálisis con Freud, hacia 1890 era corriente estudiar en Leipzig psicología experimental con Wundt. De ahí regresaron los que habrían de fundar los laboratorios de la Universidad de John Hopkins, las Universidades de Pennsyl-vania, Columbia, Clark y Cornell. Todos venían equipados para luchar con esa cosa esquiva (casi tanto como el alma) llamada conciencia.

Para demostrar lo anticientífico del concepto básico de esta gran escuela de psicología germano–americana, basta fijarse un momento en la definición de psicología que formuló William James: La psicología es la descripción y explicación de los estados de conciencia en cuanto tales. Partiendo de una definición que supone lo que pretende demostrar, salva su dificultad con un argu-mentum ad hominem. Conciencia; ¡oh sí, todos deben saber lo que es esta “conciencia”. Somos conscientes cuando experimentamos la sensación de rojo, una percepción, un pensamiento, cuando queremos hacer algo.

Los restantes cultores de la introspección son igualmente ilógicos. En otras palabras: no nos dicen qué es la conciencia; simplemente, comienzan por introducir cosas en ella en calidad de supuestos,  naturalmente, al analizarla luego, encuentran lo que en ella pusieron. De esta suerte, en los análisis de la conciencia realizados por ciertos psicólogos, hallamos elementos tales como las sensaciones y sus fantasmas, las imágenes. En otros, no sólo encontramos sensaciones, sino también los denominados elementos afectivos; y más aún, en otros, elementos tales como la voluntad, designado elemento conativo de la conciencia. Vemos que por ahí algunos afirman la existencia de cientos de sensaciones de un determinado tipo, en tanto los de más allá sostienen que hay unas pocas... Y así adelante. Se han impreso millares de páginas acerca del análisis minucioso de ese algo intangible llamado conciencia. ¿Y cómo empezar a trabajar sobre ella? No analizándola como lo  haríamos si se tratara de una composición química o del crecimiento de una planta. No; éstas son cosas materiales. La cosa que llamamos conciencia únicamente puede examinarse por introspección: una ojeada a lo que acontece en nuestro interior.

Como resultado de este postulado principal —de que existe una cosa que llamamos conciencia y que podemos estudiarla por introspección—, encontramos tantos análisis como psicólogos.  No existe modo de atacar experimentalmente, resolver los problemas psicológicos y establecer métodos normativos.

Advenimiento del Conductismo

En 1912, los psicólogos objetivistas arribaron a la conclusión de que ya no podía satisfacerlos seguir trabajando con las fórmulas de Wundt. Sentían que los treinta años estériles transcurridos desde el establecimiento de su laboratorio, habían probado terminantemente que la llamada psicología introspectista de Alemania se fundaba sobre hipótesis falsas; que ninguna psicología que incluyese el problema religioso mente–cuerpo, podría alcanzar jamás resultados “verificables”. Decidieron que era preciso renunciar a la psicología o bien transformarla en una ciencia natural. Veían cómo sus colegas científicos progresaban en la medicina, en la química, en la física. Todo descubrimiento en esos campos revestía importancia capital; cada nuevo elemento que se lograba aislar en un laboratorio podía serlo asimismo, en otro; cada nuevo testimonio: la mención de la radiotelefonía, el radium, la insulina, la tiroxina. Elementos así aislados y métodos así formulados empezaron a servir de inmediato en la realización humana.

Programa del Conductismo

El conductista pregunta: ¿Por qué  no hacer lo que podemos observar el verdadero campo de la psicología? Limitémonos a lo observable, y formulemos leyes sólo relativas a estas cosas. Ahora bien: ¿qué es lo que podemos observar? Podemos observar la conducta —lo que el organismo hace o dice. Y apresurémonos a señalar que hablar es hacer, esto es, comportarse. El hablar explícito o con nosotros mismos (pensar) representa un tipo de conducta exactamente tan objetiva como el béisbol.

La regla o cartabón que el conductista jamás pierde de vista es: ¿puedo describir la conducta que veo, en términos de “estímulo y respuesta”? Entendemos por estímulo cualquier objeto externo o cualquier cambio en los tejidos mismos debidos a la condición fisiológica del animal; tal como el que observamos cuando impedimos a un animal su actividad sexual, le privamos de alimento, no le dejamos construir el nido. Entendemos por respuesta todo lo que el animal hace, como volverse hacia o en dirección opuesta a la luz, saltar al oír un sonido, o las actividades más altamente organizadas, por ejemplo, edificar un rascacielos, dibujar planos, tener familia, escribir libros, etc.

Algunos problemas específicos
del Conductismo

Es dable advertir, pues, que el conductista trabaja como cualquier otro hombre de ciencia. Su único objeto es reunir hechos tocantes a la conducta —verificar sus datos—, someterlos al examen de la lógica y de la matemática (los instrumentos propios de todo científico). Lleva al recién nacido a su “nursery” experimental y empieza a plantear problemas: ¿qué hace ahora el niño? ¿Cuál es el estímulo que lo indique a comportarse así? Encuentra que el estímulo de los cosquilleos en la mejilla provoca la respuesta de hacerle volver la boca hacia el lado estimulado. El estímulo del pezón, la succión. El estímulo de una vara sobre la palma de la mano, el cierre de la mano; y si se levanta la vara, la suspensión de todo el cuerpo por ésta y el brazo. Si estimulamos al niño haciendo pasar rápidamente una sombra delante de sus ojos, no provocaremos su parpadeo hasta que tenga sesenta y cinco días de vida. Si lo estimulamos con una manzana, un caramelo o cualquier otro objeto, no hará tentativa alguna de alcanzarlos hasta aproximadamente los ciento veinte días de existencia. Si a un niño correctamente criado, cualquiera sea su edad, lo estimulamos con serpientes, peces, oscuridad, papel encendido, pájaros, gatos, perros, monos, no conseguimos suscitar el tipo de respuesta que llamamos “miedo” (y a la cual para ser objetivos podríamos designar reacción X), que se manifiesta en detenimiento de la respiración, rigidez de todo el cuerpo y desvío de la fuente de estímulo: un correr o gatear para alejarse de ella.

Por otra parte, existen con toda exactitud dos estímulos que indefectiblemente promueven la respuesta de miedo: un sonido fuerte y la pérdida de base de sustentación.

Ahora bien, por la observación de niños criados fuera de su “nursery”, el conductista sabe que centenares de cosas despiertan respuestas de miedo, surge pues esta cuestión científica; si al nacer, únicamente dos estímulos provocan el miedo, ¿cómo es posible que esas otras cosas logren producirlo? Adviértase que la pregunta no es de índole especulativa. Cabe satisfacerla mediante experimentos; los experimentos son susceptibles de reiterarse, y si la observación original es correcta se obtendrán iguales resultados en cualquier otro laboratorio. Con un sencillo ensayo se lo puede comprobar.

Si se muestra una serpiente, un ratón o un perro a una criatura que nunca haya visto estos objetos ni se la haya atemorizado de otra manera, empezará a tocarlo apretujando esa o aquella parte. Repítase esta prueba durante diez días hasta obtener una razonable seguridad de que la criatura se acercará siermpre al perro, que nunca huirá de él (reacción positiva) y de que éste jamás provocará una respuesta de miedo. En estas condiciones se toma una barra de acero a espaldas del niño y se golpea fuertemente. De inmediato aparecerán las manifestaciones de miedo. Entonces, pruébese lo siguiente: en el momento en que se le enseña el animal, y justamente cuando empieza a aproximarse, golpéese de nuevo la barra del mismo modo. Repítase el experimento tres o cuatro veces. Se manifestará un cambio novedoso e importante; ahora, el animal provoca la misma respuesta que la barra de acero —una respuesta de miedo. En el conductismo denominamos este hecho respuesta emocional condicionada, una forma de reflejo condicionado.

Nuestros estudios acerca de los reflejos condicionados nos permiten explicar el temor de la criatura al perro sobre la base de una ciencia completamente natural, sin apelar a la conciencia ni a ninguno de los denominados procesos mentales. Un perro se aproxima con rapidez al niño, le salta encima, lo derriba y al mismo tiempo ladra fuertemente. A menudo, basta una combinación de esta índole para que la criatura huya del animal apenas lo vea.

Hay muchos otros tipos de respuestas emocionales condicionadas, como las que se relacionan con el amor, cuando la madre al acariciar a su niño, al arrullarlo, al estimular sus órganos sexuales durante el baño, y mediante otras operaciones similares, provoca el abrazo y el gorjeo como una respuesta original no aprendida. Pronto esta reacción se torna condicionada. La mera visión de la madre produce la misma clase de respuesta que el contacto físico real. En la ira tenemos una serie de hechos análogos. el impedir los movimientos de los miembros del niño, provoca la respuesta originaría no aprendida que llamamos “ira”. No tarda en ocurrir que la mera presencia de una niñera que lo trate con brusquedad baste para suscitar un acceso de cólera. Es dable comprobar pues, cuán relativamente simples son al principio nuestras respuestas emocionales, y cuán terriblemente las complica pronto la vida del hogar.

El conductista tiene asimismo sus problemas en lo tocante al adulto. ¿Qué métodos hemos de utilizar sistemáticamente a fin de condicionar al adulto? ¿Por ejemplo, para enseñarle hábitos de trabajo, hábitos científicos? Ambas categorías, los manuales (técnica y habilidad) y los laríngeos (hábitos de hablar y pensar) habrán de establecerse y relacionarse antes que se complete el aprendizaje. Una vez formados estos hábitos de trabajo, ¿con qué sistema de estímulos variables debemos rodearlo si queremos mantener el nivel de eficiencia y su aumento constante?

Además del problema de los hábitos profesionales, se plantea el de su vida emocional. ¿Cuál es la parte que trasciende su infancia? ¿Cuál estorba su adaptación actual? ¿Cómo podemos hacer para que la elimine? Es decir: ¿desacondicionarlo cuando ello resulte necesario, o condicionarlo cuando el condicionamiento lo sea? En verdad, sabemos muy poco acerca de la cantidad y calidad de los hábitos emocionales o, mejor, viscerales (con este término entendemos que el estómago, los intestinos, la respiración y la circulación se condicionan, forman hábitos), que debieran crearse. Sabemos que existe gran número y que son importantes.


Probablemente la mayoría de los adultos de este mundo nuestro, sufre vicisitudes en su vida familiar y en sus negocios que se deben más a pobres e insuficientes hábitos viscerales que a la falta de técnica y habilidad en sus actividades manuales y verbales. En el presente, uno de los relevantes problemas en las grandes organizaciones es el de “la adaptación de la personalidad”. Al ingresar en las organizaciones comerciales, los jóvenes de ambos sexos tienen adecuada capacidad para desempeñar sus tareas, mas fracasan por no adaptarse a los demás.

martes, 31 de marzo de 2015

Foucault, M.: "La psicología de 1850 a 1950"


Michel Foucault: "La Psicología de 1850 a 1950"
Introducción
La psicología del siglo XIX heredó de la Aufklärung (Iluminismo) la preocupación por alinearse con las ciencias de la naturaleza y por reencontrar en el hombre la prolongación de las leyes que rigen los fenómenos naturales. La determinación de vínculos cuantitativos, la elaboración de leyes que operen a la manera de las funciones matemáticas, la puesta en marcha de hipótesis explicativas, son los intentos por los cuales la psicología intentaba aplicar, no sin artificio, una metodología que los lógicos creyeron descubrir en la génesis y el desarrollo de las ciencias de la naturaleza. Así es como el destino de esta psicología, que quiso ser un conocimiento positivo, vino a descansar sobre dos postulados filosóficos: que la verdad del hombre se agotaba en su ser natural y que el camino de todo conocimiento científico debía pasar por la determinación de vínculos cuantitativos, la construcción de hipótesis y la verificación experimental.

Toda la historia de la psicología hasta mediados de siglo XX es la historia paradojal de las contradicciones entre ese proyecto y estos postulados; por perseguir el ideal del rigor y la exactitud de las ciencias de la naturaleza fue llevada a renunciar a sus postulados. Por el cuidado de la fidelidad objetiva, fue llevada a reconocer en la realidad humana algo diferente de un sector de la objetividad natural, y a utilizar para conocerla métodos diferentes de los que las ciencias de la naturaleza podían proporcionar como modelo. Pero el proyecto de exactitud rigurosa que la ha llevado poco a poco a abandonar esos postulados perdió su sentido en la medida en que esos mismos postulados han desaparecido: la idea de una precisión objetiva y cuasi matemática en el dominio de las ciencias humanas no es aceptable si el hombre mismo no es más del orden de lo natural. De modo que la psicología se obligó a sí misma en el curso de su historia a una renovación total y al descubrir un nuevo status del hombre se impuso a sí misma, como ciencia, un estilo nuevo.

Debió buscarse nuevos principios y develar para sí misma un nuevo proyecto: doble tarea que los psicólogos no siempre han comprendido con rigor, y que intentaron muy a menudo completar con muy poco. Unos, aún comprendiendo la exigencia de proyectos nuevos, permanecieron atados a los antiguos principios del método: de eso dan cuenta los psicólogos que intentaron analizar la conducta, pero que utilizaron para hacerlo los métodos de las ciencias de la naturaleza. Otros no comprendieron que la renovación de los métodos implicaba la actualización de los nuevos temas de análisis: de allí las psicologías descriptivas que permanecieron ligadas a viejos conceptos. La renovación radical de la psicología como ciencia del hombre no es, por lo tanto, sólo un hecho histórico cuyo desarrollo pueda situarse en los últimos cien años; es aún una tarea incompleta que queda por cumplir y, en ese sentido, permanece a la orden del día.

Igualmente, en el curso de estos últimos cien años, la psicología instauró relaciones nuevas con la práctica: educación, medicina mental, organización de los grupos; y se presentó como un fundamento científico racional de esas prácticas. La psicología genética se constituyó como el marco de toda pedagogía posible y la psicopatología se propuso como una reflexión sobre la práctica psiquiátrica. En sentido contrario, la psicología se ha interrogado sobre los problemas que promovían estas prácticas: el problema del éxito o del fracaso escolar, el problema de la inserción del enfermo en la sociedad, el problema de la adaptación del hombre a su trabajo. Por esta estrecha y constante ligazón con la práctica, por esta reciprocidad de sus intercambios, la psicología se hace semejante a las ciencias de la naturaleza. Pero éstas no responden más que a los problemas planteados por las dificultades de la práctica, sus fracasos temporarios y las limitaciones provisorias de su experiencia. La psicología, en cambio, nace en ese punto en el que la práctica del hombre encuentra su propia contradicción. La psicología del desarrollo nació como una reflexión sobre la detención del desarrollo; la psicología de la adaptación como un análisis de los fenómenos de inadaptación; las de la memoria, de la conciencia, del sentimiento aparecieron como psicologías del olvido, del inconsciente y de las perturbaciones afectivas. Sin forzar los términos se puede decir que la psicología contemporánea es, en su origen, un análisis de lo anormal, de lo patológico, de lo conflictivo, una reflexión sobre las contradicciones del hombre consigo mismo. Y si se transformó en una psicología de lo normal, de lo adaptativo, de lo ordenado, es de una manera secundaria, como un esfuerzo por dominar esas contradicciones.

El problema de la psicología contemporánea –que es para ella un problema de vida o muerte– es el de saber en qué medida es capaz efectivamente de dominar las contradicciones que la hicieron nacer, a partir de ese abandono de la objetividad naturalista que parece ser su otro rasgo destacado. Esta es la pregunta que la historia de la psicología debe responder por sí misma.