lunes, 26 de septiembre de 2016

Proyecto: Capitalismo y Sujeto (Jorge Aleman)

Fragmento de nota "Capitalismo y Sujeto" de Jorge Aleman (Diario Página12 -http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-308894-2016-09-08.html)
(…) Es un hecho que actualmente la cuestión de la subjetividad se ha vuelto crucial en todos los campos: se habla de la subjetivación de la política, se habla de procesos subjetivos en tal o cual registro, se habla de dispositivos de producción de la subjetividad. En fin, está a la orden del día el tema de la subjetividad, por lo tanto más que nunca es muy importante considerar qué es lo inapropiable para estos circuitos productores de subjetividad. Ahí es donde entran las conjeturas sobre una izquierda lacaniana.
(…) Pensar lo inapropiable me parece una cuestión de primer grado, una cuestión clave, diría, que es la condición de imposibilidad para pensar lo político. No la política como gestión o como un subsistema de la realidad, o como un modo óntico de decir las cosas; sino lo político en su condición de institución de lo social. Y para ello es clave pensar lo que es inapropiable.
Es un hecho que Lacan, después del ‘68, entra veladamente en un debate con Foucault sobre cómo considerar el tema de la subjetividad. Para los foucaultianos, la subjetividad procede siempre de las construcciones históricas del poder. Es decir, hay subjetividad porque los dispositivos de poder, sus tecnologías, sus nuevos procedimientos, sus nuevos funcionamientos, producen subjetividad. El primer hallazgo de Foucault es captar el problema de la biopolítica –recuerden que para él el poder no es meramente represivo, sino que tiene una faz más bien productiva–. El primer momento de Foucault, su momento brillante, es cuando ve que van a aparecer los expertos, va a aparecer la biopolítica, y toda la población se va a transformar en un objeto de saber de los expertos. Pero luego vislumbra otro momento, que justo es en el final de su vida, cuando hace su Seminario sobre liberalismo. Foucault ve que ya no se trata sólo de la biopolítica, sino que se trata de fabricar subjetividades: que el Neoliberalismo es una mutación del Capitalismo. Porque ya no se trata del concepto de alienación en el sentido de Marx, donde hay una parte de sí mismo extraña, que a través de una praxis uno puede recuperar, sino de algo mucho más radical, más grave, que es producir e inventar la subjetividad misma. Es decir, se ha ingresado en un tiempo histórico del Capitalismo –acompañado por narrativas de autorrealización como la autoayuda, los managments y otras teorías–, donde dispone de los dispositivos para producir subjetividades. La forma que tuvo Foucault de vislumbrar estos dispositivos fue bajo el nombre de empresarios de sí mismos. Es decir, concebir la vida de uno, la relación con los otros, bajo una performance de sexualidad, deporte y trabajo, en donde la cuestión del rendimiento y de optimizar la propia vida y sus recursos, se pongan al frente del asunto.
Esto es muy interesante, porque ya no está en el marco de la biopolítica que primero pensó Foucault, sino que ya vemos que es un paso distinto, porque ya él dice que un empresario de sí mismo no tiene que tener una empresa, ni tiene que tener nada. Es simplemente alguien que se ha producido y ha quedado constituido en un dispositivo que llamaría, desde el punto de vista lacaniano, un dispositivo de goce; es decir, un dispositivo que está más allá del principio del placer, un dispositivo que ya fue preanunciado por Freud en “El malestar en la cultura”, y que en el Neoliberalismo se consuma históricamente; la realización del sujeto pasaría entonces por algo en donde lo ilimitado ha entrado en su vida.
Digo lo ilimitado para también evocar el discurso capitalista, que al no tener corte alguno, y al conectar todos los lugares, y al estar constituido no como un discurso –porque estamos forzando las cosas cuando decimos discurso capitalista–, es un dispositivo. (…)
(…)
Esa es una primera cuestión que he tratado de zanjar: separar al sujeto de la subjetividad. Porque si sujeto y subjetividad son lo mismo, ya le concedemos, como le pasó a Foucault, el grave problema de que el poder, en su ontología, fabricaba al sujeto. Y entonces, ¿cuál era el punto de lo inapropiable si ya estaba todo producido desde el poder? (…)
(…) Nosotros tenemos que pensar que no todo es histórico, porque si no le regalamos al poder, todo. Por ejemplo, en una mesa redonda, con una gran compañera feminista de Podemos, en Madrid, ella hablaba de las mujeres que gozan con fantasías de sumisión, y hablaba de los vestigios de la lógica patriarcal en esas fantasías. Y yo le decía que no, porque si ya introducimos en que el modo de gozar de una mujer está contaminado por una lógica de poder, estamos haciendo en cierto modo lo que hizo la URSS con los homosexuales, que durante un tiempo los consideraba desviados ideológicos. Estamos a punto de decirle: “Compañera, usted está gozando mal porque tiene todavía el patriarcado en el horizonte”. Hay que separar la producción de subjetividad de lo que consideramos que es el sujeto.
Y por otro lado, sin embargo, respetar esto que vislumbró Foucault. Incluso Margaret Thatcher le dio la razón cuando dijo que la economía era nada más que el método, y que el objetivo era el alma. Es decir, el Neoliberalismo tiene un impulso que lo describe muy bien a sí mismo, que es el querer generar un dispositivo de rendimiento y goce que está más allá del principio del placer, en donde –y por eso se extienden las patologías de la responsabilidad–, el sujeto está siempre más allá de sus posibilidades. Está bajo imperativos con los que no puede cumplir.
(…) Toda la temática freudiana parece un libro de contraautoayuda y autoestima, porque de entrada dice que la felicidad no tiene nada que ver con la verdadera existencia del ser humano, y que la obligación de ser feliz va a traer consecuencias deplorables, como las que tienen las narrativas de autoayuda que logran hacerle creer a cada sujeto que las lee –que en ese momento no es sujeto, es subjetividad–, que uno ha entrado en la captura de la producción de subjetividad que consiste en el uno por uno. Por eso alerté últimamente en los debates con los queridos colegas de mi Escuela, ciertos reparos cuando dicen “nosotros estamos en el uno por uno”, porque no hay mejor dispositivo que sepa atender el uno por uno que el Neoliberalismo, que le hace creer a cada uno que ese libro está destinado a él, cuando se vendieron 48 millones de ejemplares. Y que lo que ha leído palabra por palabra está escrito para él, hasta que el circuito de rendimiento y goce se agotan, y resulta que la infelicidad aumentó.
(…)
Ahora bien, todo acto instituyente no tiene más destino que ser incluido en una institución. Y a la vez, la institución está hecha para no querer saber nada del acto instituyente. Pero a la vez, sin la institución, el acto instituyente se evapora. (…) En las instituciones hay jerarquías, hay ideales, hay estratificaciones, y el acto no es algo que hace emerger lo que estaba, no es algo que da visibilidad, o algo que estaba invisible en la situación, se vuelve visible por el acto. No, el acto hace surgir algo radicalmente nuevo, que no estaba ni siquiera latente. De modo que las condiciones del acto son muy serias.
¿Cómo se aloja eso institucionalmente si la institución está hecha para borrar esto? Entonces hay que encontrar una fórmula donde se acepte el desafío de que por un lado, esté la institución que aloje esto, y que a la vez, esa institución no termine de matar lo que fue el acto.
(…) es el Neoliberalismo lo que va a llevarse por delante todo; se lleva por delante la familia, los lazos sociales, el trabajo, la relación de cada uno con su lugar, con su país, con su pueblo. No es el Mayo del ‘68 como decía Nicolas Sarkozy, lo que provocó el declive de las autoridades simbólicas. La gran máquina de erosión de todas las autoridades simbólicas, el gran declive de todas las instituciones, de la pérdida de prestigio de todas las figuras de lo simbólico, la está generando esta producción de subjetividad neoliberal, que además –como dice Lacan del discurso capitalista, y eso es lo que tiene de conservador su visión–, marcha hacia su consunción. Es decir, marcha hacia algo que va a producir su propia disolución violenta, porque consunción quiere decir desarrollar internamente una energía que te destruye. O sea que él no ve una salida histórica, al modo de la filosofía hegeliana marxista, sino que ve algo que efectivamente habría que ser muy ciego –por lo menos estando en Europa– para no verlo, que es que ahora el futuro no es más una incertidumbre: marcha todo hacia algo que no se va a poder sostener. Hoy cualquiera, sea de derecha o de izquierda, admite con bastante facilidad que el mundo así como va y en la dirección que va no es sostenible. Que verdaderamente si hay algo que discutir es lo que decía Walter Benjamin: “¿Cómo es el freno de mano aquí?”, porque si no hay freno de mano la cosa va a un lugar que no tiene salida –esto me llevaría a establecer diferencias con Ernesto Laclau–, porque el discurso capitalista yo creo que no está pensado en la lógica hegemónica, pero tampoco está pensado como Badiou formula el Capitalismo. O sea, el discurso capitalista en Lacan, en ese sentido, es más marxista, porque Marx dice en un momento que el Capitalismo es una abstracción, que ya no nos dominan hombres, ni personas, ni instituciones, que nos domina una abstracción. Eso es mucho más serio, mucho más grave como problema político. (…)
Por eso, y aunque eso no se percibe aun en Argentina, el Neoliberalismo no escoge al psicoanálisis. No lo ha escogido, y se ve claramente en Europa. Se ve el declive de la filosofía y se ve el declive del psicoanálisis. Puede haber algunas culturas que mantengan, por razones históricas, su presencia. En cambio la autoayuda se expande transversalmente, devora a la filosofía, al psicoanálisis, a la divulgación científica; se empieza escribiendo sobre los protones y se termina escribiendo sobre cómo vivir con tu suegra (…)


lunes, 19 de septiembre de 2016

Proyecto: Sexualidad e imperativos sociales

LA SEXUALIDAD Y LOS IMPERATIVOS SOCIALES
Introducción
A la altura del Freud que venimos trabajando nos encontramos arribando a dos puntos fundamentales: Primero que la sexualidad va más allá de la genitalidad, incluyéndola dentro de su ámbito. La segunda es la importancia del desarrollo sexual en la constitución del psiquismo.
Podemos decir además que la teoría freudiana y su concepción de sexualidad es una teoría que tiene sus bases en el amor. Recordemos todo el desarrollo sexual y no veremos otra cosa que no sea amor. Amor hacia la madre o hacia quien le brinda cuidados esenciales para la vida. Amor al propio cuerpo (manifestado en los buenos tratos) en el desarrollo del autoerotismo. Esa doble vertiente del amor, la dirigida al otro y la dirigida a uno mismo, se mantendrá, en el mejor de los casos, en la vida adulta, no solo en cuestiones eróticas (recordemos que la sexualidad va más allá de la genitalidad) sino principalmente en cuestiones amorosas. El amor, sexual claro está, en la amistad, donde brindamos cuidados al otro y nos dejamos cuidar es un ejemplo de esto.
Hay un concepto más que interesante para pensar acerca de la sexualidad que es el concepto de soberanía. Estos últimos años la soberanía tiene su día de conmemoración de la batalla de San Lorenzo. Deberemos cuidar ese día, porque soberanía no solo es un concepto aplicable a una nación sino también aplicable a nuestro propio cuerpo. Nosotros somos soberanos, nuestro cuerpo es soberano y deberemos tener presente que esa soberanía habrá que cuidarla. Hay algo de lo inapropiable, algo que los otros no se podrán apropiar que es nuestro cuerpo. Hay un video hermoso de la cantante Nina Simone que me parecería más que adecuado para que nos acompañe en este proceso, en este proceso. Habla de lo que no tiene, un listado enorme de cosas materiales para luego dar paso a lo que si tiene que no es otra cosa que un cuerpo y una autonomía sobre este. Acá es donde quiero que nos detengamos y que pensemos a partir de una pregunta: Cuan soberanos somos de nuestros cuerpos? Cuanto de lo que creemos como propio no son imposiciones desde el afuera? Por eso pensé que el tema que nos acompañe en esta investigación sea la Sexualidad y los imperativos sociales. Para ellos necesitaremos:
A.      Definir Imperativos y ubicar a los imperativos sociales actuales (contexto muy importante) en relación a la sexualidad. Definir soberanía.
B.      Importancia del otro en nuestra formación como sujetos (somos sujeto social) y el porque de la sumisión a estos imperativos. Para ello nos valdremos de los aportes del psicoanálisis, quien nos dará fundamentos teóricos donde apoyar nuestra hipótesis.
C.      Si ratificamos nuestra hipótesis deberemos dar respuestas, salidas posibles a esta encrucijada.


A.      DEFINIR IMPERATIVOS Y UBICAR A LOS IMPERATIVOS SOCIALES ACTUALES (CONTEXTO MUY IMPORTANTE) EN RELACIÓN A LA SEXUALIDAD. DEFINIR SOBERANÍA.

Imperativos actuales
Imperativo: Que se manifiesta como orden o imposición. Es una definición más que suficiente para pensar acerca de los imperativos, imperativo como una imposición. A esto deberemos agregarle lo social, el contexto que nos toca hoy compartir. Nuestra sociedad está atravesando una de las crisis más agudas de los últimos años. Será tema de investigación de ustedes el poder dar cuenta de lo que se trata. La pregunta es adonde empuja el ideal social hoy en relación a la sexualidad. Deberemos investigar publicidades por ejemplo, cine, programas de televisión, series, etc.
Los imperativos sociales empujan a crear subjetividad, que es lo que se debe hacer, empujan a la obediencia, a seguir con los ideales sociales impuestos, empujan a hacer (just do it) a que nada es imposible (Imposible is nothing), a ideales físicos y de rendimiento (pornografía), a igualar la forma de satisfacción y de vivir nuestra sexualidad. Lo ideales de belleza que se manifiestan en las publicidades y en las series no dejan de ser productos sociales (ver la belleza y sus ideales a lo largo de la historia, en el arte por ejemplo)
Soberanía: Es el poder absoluto de una nación o república. Es un concepto para ampliarlo y llevarlo al campo de lo humano. Que sería tener poder absoluto de nuestro cuerpo, de nuestra sexualidad. Este es otro de los puntos donde me gustaría que nos detengamos. Soberanía. 
Rescatar al sujeto de esa subjetividad construída por los imperativos sería el trabajo a realizar. Rescatar los propios gustos más allá de lo que se nos impone como correcto o como bueno, más allá de lo positivo para el común de la sociedad. Mirarnos, respetarnos y respetar a los otros en su individualidad. No buscar ser semejante a, ya que eso es a lo que empujan los imperativos sociales.


B.      IMPORTANCIA DEL OTRO EN NUESTRA FORMACIÓN COMO SUJETOS (SOMOS SUJETO SOCIAL) Y EL PORQUE DE LA SUMISIÓN A ESTOS IMPERATIVOS. PARA ELLO NOS VALDREMOS DE LOS APORTES DEL PSICOANÁLISIS, QUIEN NOS DARÁ FUNDAMENTOS TEÓRICOS DONDE APOYAR NUESTRA HIPÓTESIS.
Importancia del otro en la constitución subjetiva
Desarrollo sexual. Fases y complejo de Edipo. Constitución del Superyo.: Heredero del complejo de Edipo, suplanta prohibición de deseos sexuales incestuosos dirigidos a los padres en identificación. Pero no se trata de identificación a los padres sino más bien identificación al superyó de los padres. Esto nos dispara la importancia de las generaciones y el contexto, el entramado simbólico en la constitución del psiquismo.
El superyó es una instancia de prohibición, nos dice lo que no se puede pero también nos habilita a lo que si se puede. Al tener un aspecto cultural, generacional (se pueden hacer cosas en una cultura y en otras no por ejemplo) el contexto avanza y propone, ordena que es lo que se debe hacer y que es lo que no corresponde hacer. Esta es la transmisión del psicoanálisis hoy, estas son las cuestiones del superyó hoy. El superyó es el que nos empuja a cumplir con las expectativas del mercado, borrando singularidades, borrando deseo y poniendo en su lugar imposición.
En la actualidad el mercado empuja al consumismo y a cortar lazos con los otros, dentro de los que está el amor. La meritocracia (publicidad de Chevrolet) por ejemplo es una manifestación de falta de amor, donde lo que se obtiene es a partir de lo que no obtiene el otro, donde la solidaridad pasa a ser sobre las sobras y no sobre el don del amor, que es dar lo que no se tiene, lo que cuesta, no lo que sobra.

C.      SALIDAS POSIBLES A ESTA ENCRUCIJADA. SOBERANIA DEL SUJETO SOBRE IMPERATIVOS SOCIALES SUBJETIVANTES
Salidas posibles a esta sumisión: De los imperativos subjetivantes a la soberanía del sujeto
Deconstrucción y análisis como método. Amistad. Texto:  Texto de Jorge Alemán de Página 12.
La salida viene por el diferenciar subjetividad de sujeto. Imponer una soberanía donde priman los imperativos. El trabajo será declarar nuestra independencia y hacernos soberanos, hacer de nuestro cuerpo un cuerpo soberano y respetar su soberanía es establecer los límites claros de lo que nos gusta, de lo que somos, de lo que queremos, de lo que permitimos. Relacionarnos con el otro desde el respeto que no es otra cosa que reconocer la soberanía nuestra y de la del otro.