jueves, 15 de mayo de 2014

El Neoconductismo II - Tolman (Freiría)

El conductismo interviniente de Tolman
Tolman (1886-1959) anunció en 1922 su conductismo intencionalista.
Podemos asegurar que Tolman se diferencia del radicalismo de Watson y de Skinner. Es conductista metodológico. Otra diferencia fundamental con estos autores es la lectura que hace de la conducta. Tolman habla de la conducta molar a diferencia de la concepción molecular de Watson y Skinner (E-R).
La consideración molar tiene en cuenta unidades de conductas globales, duraderas y significativas. Una descripción molar de la conducta es una descripción de una conducta general, de un acto de conducta completa (bailar, caminar, empollar).
Dice Tolman: Un acto de conducta tiene propiedades distintivas para ser identificado y descripto sin necesidad de basarse en ningún proceso muscular o glandular que lo sustente”.
La conducta molar es intencional. La intencionalidad de las conductas está en estrecha relación con su carácter molar. La conducta es siempre conducta para algo, o sea que surge en función de las metas y está regulada con fines objetivamente determinables.
 La conducta es siempre molar, tiende a, se dirige hacia o proviene de un objeto meta, que es específico para cada conducta. El estudio de las unidades molares de la conducta debe considerar la presencia e intervención de numerosas variable.
 A estas variables Tolman las llamará variable intervinientes porque intervienen. Estas no son observables y deben ser inducidas a partir de las respuestas dadas. A esta altura ya no queda mucho del conductismo como el que veníamos viendo.  
Estas variables no se pueden observar directamente ya que serán hechos mentales. Las variables intervinientes son hechos mentales.

Las variables
En el lenguaje matemático se considera variable s toda magnitud que puede adoptar diferentes valores. Cuando dos factores se hallan relacionados se llama variable dependiente a aquella que adquiere su valor en función del valor que tiene la otra con la que está relacionada, que se conoce como variable independiente. En nuestro esquema de E-R, la variable dependiente será la respuesta mientras que la variable independiente será el estímulo. Para el conductismo el esquema es claro. A partir de determinado estímulo aparecerá determinada respuesta solo modificable por condicionamiento. Tolman observa que el organismo respondiente trata de manera diferente a estímulos semejantes  y de manera similar a estímulos diferentes. No es tan sencillo poder afirmar entonces que dado un estímulo podré saber cuál será la respuesta  y viceversa. Hay algo intermedio entre el estímulo y la respuesta. El nuevo esquema sería: E – Variable interviniente – R. La variable interviniente sería una especie de mediación. En el organismo que recibe el estímulo y emite la respuesta habrá algo que media entre ambos. Ese algo tendría que ser de carácter psíquico o mental. Las variables mentales participarían entre el estímulo y la respuesta. Dirá Tolman: “Los seres vivos no responden solo a estímulos”. Entre estos y las respuestas intervienen otros factores: creencias, actitudes, esfuerzos por alcanzar metas.
Las variables intervinientes son aquellas que se agregan o desagregan a la variable independiente (estímulo) para producir modificaciones en la dependiente.
El análisis psicológico, en el nivel molar, implica observar los estímulos y las respuestas e inferir, a partir de las consecuencias observables resultantes, los procesos que también estuvieron en acción.
Tolman mantiene su rigurosidad conductista cuando deja en claro que, si bien en un principio las variables intervinientes podrían parecer consideraciones subjetivas, la objetividad de las mismas está garantizada por el hecho de que pueden darse definiciones operacionales y medidas objetivas a través de experimentos de cada una de ellas.
Tolman habla de tres grandes conjuntos de variables intervinientes:
1.       El sistema de necesidades
2.       El molde creencia – valor
3.       El espacio de la conducta
El sistema de necesidades refiere a la situación del sujeto, reforzadora tanto del estímulo como de la respuesta. El animal satisfecho no responderá con salivación al sonido de la campana. Uno hambriento tendrá mayor respuesta.
El molde creencia valor es una configuración de factores de significancia para el sujeto, presentes y actuantes en él. Las prioridades del sujeto estarán basadas en sus creencias y valores.
El espacio de la conducta es el espacio donde tendrán lugar las locomociones (el escenario donde se desarrollará la conducta), y los objetos que incluye, tal como los percibe el sujeto. Los objetos presentes en ese espacio poseen valencias positivas y negativas, ante las cuales el actor se siente atraído o repelido. Así determinados objetos, según el sujeto, serán objetos a ser buscados u objetos a ser evitados. Por ejemplo, para una gallina que empolla, su nido lleno de huevos tiene valencia positiva. Ese nido constituye, dentro de su espacio de conducta, un objeto para ser buscado.


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